miércoles, 30 de abril de 2008

Cámbiame, Oh, Señor

Cámbiame, Oh, Señor
(Change Me, O Lord)


Por David Wilkerson
6 de diciembre de 1999

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Últimamente me he sentido muy desalentado por lo que nosotros los cristianos llamamos consejería. Ahora mismo hay más consejeros cristianos adiestrados que en toda la historia de la iglesia. Y hay disponible gran cantidad de libros de ayuda personal y manuales sobre cómo manejar relaciones, ofreciendo consejo espiritual sobre todos los temas, desde matrimonio, acondicionamiento físico, hasta la crianza de los niños.

Sin embargo, trágicamente, ahora tenemos más individuos, matrimonios y familias perturbados en la iglesia que nunca antes. La confusión en los hogares cristianos hoy en día es indecible, y, amado, esto no debiera ser así.

Déjame decirte honestamente que no estoy en contra de la consejería cristiana. Muchas personas están respondiendo a la consejería que están recibiendo, y sus vidas, sus matrimonios y sus hogares están siendo sanados. De hecho, la consejería ha sido un ministerio importante en la iglesia de Jesucristo. Casi todas las congregaciones grandes en América tienen al menos un consejero a tiempo completo en su cuerpo administrativo. Aquí en Times Square Church, usamos unos cuántos consejeros.

Pero veo más y más cristianos perturbados que no responden a la consejería que reciben. Pueden ser ministrados por semanas, y aún meses, sin mostrar ningún resultado. Un pastor o consejero puede llevarlos paso a paso por las Escrituras, mostrándoles la clara verdad de la palabra de Dios. Les puede decir: “Esto es lo que Dios dice sobre su problema. Él dice que se supone que usted haga esto…" Les confronta con la realidad de que recibirán el juicio de Dios si no abandonan su pecado.

Sin embargo, este consejo no se recibe. ¿Por qué? Hay un velo espiritual sobre los ojos de esta gente. Tienen una terrible ceguera que no les permite ver su propia culpa y la necesidad de cambiar.

En muchas familias cristianas las personas se están atacando unos a otros, peleando amargamente. En algunos casos se están demandando unos a otros, llevando sus familiares a la corte. Las madres se enajenan de sus hijas, los padres no le hablan a sus hijos. Ellos claman que aman a Jesús, sin embargo, persisten en su ira, en su amargura. Es todo un caos.

Desde que comencé a pastorear me he encontrado en medio de muchas contiendas familiares. Y puedo testificar que pocas de esas guerras se pueden resolver sin la intervención sobrenatural. ¿Por qué? Todos quieren que la otra persona cambie.

Una de las partes envueltas me dice: “¿Por qué él es tan terco? Es terrible. Él necesita cambiar.” Entonces escucho algo similar de la otra parte: “¿Cómo es que puede tener un corazón tan duro? Ella sabe que estoy haciendo lo mejor que puedo. ¿Es esto lo que recibo por ser bueno con ella?”

Siempre es culpa de la otra persona, es la otra persona la que necesita ayuda. Por esto pienso que la consejería no tendrá algún impacto hasta que el pueblo de Dios tome una decisión. Todos tenemos que apropiarnos de esta oración cada día, de una manera sincera: “Oh Señor, cámbiame a mí.”

Pasamos mucho tiempo orando: “Señor, cambia mis circunstancias… cambia a mis compañeros de trabajo… cambia la situación de mi familia… cambia las condiciones de mi vida…” Sin embargo, en pocas ocasiones hacemos esta oración que es la más importante: “Cámbiame, oh Señor. El problema real no es mi esposa, mi hermano, mi amigo. Yo soy quien necesita la oración."

Dios orquestra los pasos y las vidas de todos sus hijos. Él no permite que nos ocurra algo simplemente por que sí o por casualidad. Y eso significa que él ha permitido tu crisis. ¿Qué te está tratando de decir Dios a través de esa situación? Él te está diciendo que necesitas cambiar.

Nos guste o no, todos estamos en el proceso de cambiar, de una manera u otra. En la dimensión espiritual, no existe tal cosa como simplemente existir sino que estamos continuamente siendo cambiados para bien o para mal. Estamos siendo más como nuestro Señor, o más como el mundo; o crecemos más en Cristo o nos apartamos de él.

Así que, ¿estás cambiando para tener un espíritu más dulce como Jesús? ¿Te miras seriamente al espejo cada día y oras ”Señor, quiero ser más conforme a tu imagen en cada área de mi vida”?.

O, ¿has permitido que la amargura se haya arraigado, convirtiéndose en rebelión y en dureza de corazón? ¿Has aprendido a escudarte de la convicción que producen la palabra de Dios y la voz de su Espíritu? ¿Están saliendo por tu boca cosas que alguna vez pensaste que un cristiano era incapaz de pronunciar? ¿Te estás endureciendo más allá de la posibilidad de cambiar?

Si esto está describiendo como tú te sientes, déjame hablarte llanamente: Nunca recibirás liberación hasta que cambies. Tu vida será más caótica y tu situación empeorará. Deja de defender tu causa, señalando a otros, justificándote. Dios no te alcanzará hasta que despiertes y admitas: “Nada cambiará para mí a menos que yo cambie”.

Clama honestamente al Señor en oración: “Cámbiame, oh Señor. Escudríñame, oh Dios; muéstrame dónde he fallado y me he descarriado. Expón mi orgullo, mi ira, mi terquedad y mi pecado. Ayúdame a rendirlo todo.”

¿Cuántos más expertos, consejeros, noches de soledad y luchas infructuosas tendrás que soportar antes de que despiertes a la verdad? Para que ocurra alguna sanidad o restauración, tienes que tomar responsabilidad. Tu milagro depende de que tú cambies.

La palabra de Dios muestra claramente dos pasos que tienes que tomar si deseas cambiar. Presta atención a esta palabra y experimentarás un cambio que perdurará:


1. Hay un velo sobre tus ojos,
que te está cegando -
y tiene que ser removido
.


Pablo describe un cambio que tiene que ocurrir antes que sea posible que ocurra cualquier otro cambio:

“Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen en el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.

“Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.” (2 Corintios 3:12-18).

En este pasaje, Pablo está hablando principalmente sobre la ceguera de los judíos con relación a Jesús como el Mesías. A la vez, el también está estableciendo un principio que aplica a todas las personas, sean judías o gentiles. Él está hablando el no poder ver a la verdad bíblica. Fíjate en el versículo 14: “Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen en el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.”

Por favor, entiende esto. La gente a la que Pablo escribió era sincera. Estudiaron fielmente los libros de Moisés, la ley y los profetas, los salmos de David. Reverenciaron la palabra de Dios, enseñando de ella y citándola libremente. Pero todavía tenían un velo sobre sus ojos.

Pensamos que hay un velo espiritual cubriendo los ojos de los judíos, los musulmanes y otros, que no les permite ver la verdad sobre Jesús. Sin embargo, también hay un velo cubriendo los ojos de muchos creyentes. Ellos leen las claras advertencias de Dios en las Escrituras, las escuchan cuando las predican con poder, sin embargo, no son afectados por ella. De hecho, ellos continúan haciendo las mismas cosas que denuncia la palabra de Dios. Considera estos ejemplos:

§ Jesús mismo dice: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. " (Mateo 6:14-15).

¿Cuánto más claro puede ser Dios sobre este asunto del perdón? Sin embargo, muchos cristianos todavía tienen amargura, deseos de venganza. Dicen: “Oh, he perdonado a esa persona”, pero no están hablando de corazón. Y el Señor lo conoce.

Es posible que tal cristiano haya sido maltratado o despreciado por alguien – su jefe, su esposa, un compañero de trabajo, un amigo. Ahora el piensa que se justifica tener ira o no perdonar. Sin embargo, la palabra nos dice que si él permite aunque sea una onza de falta de perdón en su corazón, sus pecados se comenzarán a acumular en contra de él.

Piensa en el terrible peligro en que se encuentra este cristiano. Día tras día sus pecados se amontonan. Sus oraciones no son oídas. Él está totalmente por su cuenta, siempre en peligro, su alma expuesta a los poderes satánicos. Y cuando él se presente ante Dios para ser juzgado, cada uno de sus pecados se levantará y lo acusará. Ni una de sus transgresiones habrá sido perdonada – porque él no pudo perdonar a otros.

Él oirá al Señor decir: “Te advertí, te llamé, te hablé tan llanamente como pude – pero no quisiste escuchar. Más bien, persististe en no perdonar. Y ahora, yo no te perdonaré.” Este será el resultado final de la ceguera espiritual.

§ “Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que el aborrece el repudio [divorcio]...” (Malaquías 2:16). La palabra establece muy claramente que Dios aborrece el divorcio. Sin embargo, muchos cristianos hoy le dicen a sus pastores o amigos: “He orado con respecto a divorciarme de mi esposa y el Señor me ha dado su aprobación.”

No. Dios responde a esta mentira directamente en el próximo versículo: “Habéis hecho cansar a Jehová con vuestras palabras. Y decís: ¿En qué le hemos cansado? En que decís: Cualquiera que hace mal agrada a Jehová, y en los tales se complace; o si no, ¿dónde está el Dios de justicia?” (Versículo 17).

En otras palabras, el Señor está diciendo: “Vas a la iglesia, me alabas y presentas una sonrisa cristiana. Sin embargo, traicionas a tu esposa – y tratas mi palabra con engaño. Te he dicho que aborrezco el divorcio, sin embargo, lo llevas a cabo. Incluso lo llegas a considerar como algo bueno, diciendo que yo lo apruebo. Pero estás ciego. Rehúsas creer que te voy a juzgar por tu desobediencia.”

Hoy en día la tasa de divorcios en los cristianos es tan alta como la de los no creyentes. Dime – ¿es que la palabra de Dios es un chiste? ¿Se pueden poner sus advertencias a un lado como si fueran tan sólo sugerencias en vez de mandatos? No, nunca. Un velo cubre los ojos de la iglesia. Y Dios nos está advirtiendo: “Toda la consejería del mundo no te servirán de nada si tú no obedeces mis mandamientos. Mi palabra tiene que convertirse en la regla de tu vida.”

(Esto no es para censurar a aquellos que están divorciados. El divorcio es inevitable en algunas situaciones como por ejemplo, en casos de abuso físico, adulterio o cuando un esposo o esposa incrédula abandona el hogar.)

§ “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan o persiguen.” (Mateo 5:44) “La blanda respuesta quita la ira” (Proverbios15:1) “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo.” (Efesios 4:26)

Mil consejeros te pondrán decir que tienes derecho a airarte, a sentir resentimiento, a no perdonar. Pero al fin y al cabo, sus palabras no cuentan. La palabra de Dios es la palabra final. Y si no le temes – si no estás preparado para obedecer sus mandamientos en todo – no tienes esperanza de liberación.

La Biblia habla clara y fuertemente a todos los que obedecerían al Señor. “No puedes cambiar si persistes en mantenerte ciego a la palabra de Dios.”


2. El velo se puede quitar solamente
convirtiéndonos al Señor.


Pablo dice que para que se nos quite la ceguera tenemos que convertirnos al Señor. “Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.” (2 Corintios 3:16). La palabra griega que se utiliza para convertir significa “el invertir el rumbo”. En resumen, Pablo está diciendo “Tienes que admitir que el rumbo que estás tomando te ha llevado a estar vacío, a la ruina y a la desesperación.”

Si estás en confusión – si hay algo mal en tu vida y las cosas se están deteriorando – ahora sabes que tendrás que cambiar el rumbo. Puedes pensar: “Es mi esposo el que está mal. Estoy esperando que él cambie.” O “Mi esposa va a la ruina a menos que cambie. O “Mi jefe está mal. Algo tiene que cambiar en él.”

Nosotros vemos claramente los errores y las malas acciones de otros. Sin embargo, no vemos nuestra propia necesidad de cambiar. Tenemos que hacer una pausa para enfrentar la realidad – para admitirle al Señor: “Señor, yo soy quien necesita cambiar. Por favor, Padre, muéstrame en qué me he desviado.”

¿Cómo puedes cambiar tu rumbo? ¿Cómo puedes convertirte al Señor y quitarte el velo de tus ojos? Aquí está la receta que Pablo nos da para el cambio:

1. El cambio es una obra exclusiva del Espíritu Santo. “¿Cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?” (2 Corintios 3:8) Nosotros simplemente no podemos cambiarnos a nosotros mismos. Solamente el Espíritu de Dios nos puede conformar a la gloriosa imagen de Cristo. Todos los hemos oído decir: “Cuando una persona se convierte al Señor, Dios quita el velo de sus ojos.” Esto es solamente obra del Espíritu.

También leemos: “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.” (versículo 17). La palabra “libertad” aquí significa “que ya no se es un esclavo, exento de deudas, libre, desencadenado”. Esto describe la libertad que recibimos cuando se abren nuestros ojos. De repente, podemos ver las cosas en una nueva luz. Solamente el Espíritu Santo puede romper la manera en que hemos visto las cosas por toda una vida, solamente él puede convertirnos y encaminarnos en el rumbo correcto.

En resumen, esta conversión que Pablo habla aquí significa confiar completamente en el Espíritu de Dios. También significa el alejarnos de toda consejería que no sea basada en la Biblia, de todas tus propias ideas y planes, y clamar solamente al Espíritu Santo para que te dirija y te guíe.

Pablo experimentó este tipo de conversión. En Hechos 9, cuando todavía se conocía como Saulo, él estaba en un rumbo incorrecto. Hablando de tener un velo cubriendo sus ojos – él estaba yendo a Damasco para allí perseguir a los cristianos. Saulo realmente pensaba que le estaba haciendo un favor a Dios arrestando a los creyentes y enviándolos a la cárcel.

Pero el Señor interceptó a este hombre y creó una crisis en su vida. Cuando Jesús se encontró con Saulo en el camino a Damasco, le golpeó con una luz tan poderosa que literalmente le dejó ciego. Saulo, ciego, tuvo que ser guiado hasta una casa en Damasco, donde permaneció hasta que el siervo de Dios, Ananías, llegó. Ananías le dijo:

“... Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo...” (Hechos 9:17)

Saulo rindió su pasado, su presente, todo al Espíritu Santo – e inmediatamente se le quitó el velo de sus ojos.

2. El cambio también requiere lo que Pablo llama una cara descubierta. El escribe: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor...” (2 Corintios 3:18). La raíz de la palabra “cara descubierta” aquí tiene un significado impresionante. Significa que estoy totalmente comprometido a permitirle a Dios que exponga toda cosa oculta de tu corazón – con el fin de ser liberado definitivamente de ella.

Esta cara descubierta clama: “Escudríñame, Señor, mira si en mí hay camino de perversidad. Muéstrame si estoy viviendo contrario a tu palabra. Quiero ser libertado de todo lo que no es tuyo. Quita mi orgullo, mis ambiciones, mi intelecto egoísta, mi razonamiento. Sé que no puedo encontrar la salida a mi situación. Espíritu Santo, necesito tu poder y tu sabiduría. Dejo ante ti toda esperanza que tengo de poder resolver las cosas a mi manera.”

Para muchos creyentes, esto es muy difícil de hacer. Durante toda su vida como creyentes, han sobrevivido por sus propios ingenios, por su propia sabiduría. Y ahora se les hace muy difícil admitir que han echado las cosas a perder y que necesitan rendir el control de sus vidas.

Hace unos años atrás el Señor tuvo que quitar mi orgullo en esta área. Ahora, gracias al Señor, admito libremente cuando he echado las cosas a perder. Mi oración constante es: “Dios, cometo tantas torpezas. Cometo errores tan terribles, me meto en tantos líos. Por favor, Señor – arréglalos tú. Yo no puedo arreglarlo. Sólo tú puedes.” Gracias a Dios, él se deleita en arreglar nuestros líos cuando nosotros procuramos hacer su voluntad.

El cristal que Pablo menciona en este pasaje es un espejo. Y, amado, nuestro espejo es la palabra de Dios. Ella es la única que nos refleja con exactitud nuestra condición. Pablo nos dice: “Ve al espejo de la verdad de Dios, y contempla tu vida. Dile al Señor que estás en el rumbo incorrecto y que deseas cambiar. Pídele a su Espíritu que te humille y que te abra su palabra. No prestes atención a los consejos de otros, a tus propias ideas, a tus propias maquinaciones. Más bien, vuélvete al Espíritu Santo en completa confianza. Cree lo que él te dice.”

Si confías en el Espíritu Santo solamente, alejándote de todas las otras ayudas, él quitará el velo de tus ojos. El también enviará a tu vida personas dirigidas por el Espíritu Santo – y tú comenzarás a cambiar en ese mismo momento.

3. Pablo concluye que poco a poco somos transformado a la semejanza de Cristo. Este proceso simplemente no ocurre de un día para otro. Ocurre lentamente... paso a paso... según le buscamos y obedecemos su palabra: “Somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” (2 Corintios 3:18).

Puede ser que tú no lo sienta, pero estás cambiando cada vez que abres las Escrituras y lees la palabra de Dios con un corazón abierto, cada vez que te arrodillas y sacas tiempo de calidad para estar con el Señor, cada vez que clamas al Señor para que te guíe y te enseñe. A lo mejor piensas que no estás progresando nada – pero sí estás progresando.


Pablo nos muestra tres evidencias
maravillosas del cambio que
el Espíritu Santo opera en nosotros


El Espíritu procura traer estos tres cambios maravillosos a nuestras vidas:

1. El primer cambio es un aumento en el conocimiento de que Dios va a ser misericordioso con nosotros a lo largo de toda nuestra prueba. “Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos.” (2 Corintios 4:1).

Este es el ministerio misericordioso que hemos recibido del Espíritu Santo: Él abre nuestros ojos a las tiernas misericordias de Cristo para nosotros. Él implanta en nosotros un conocimiento interno de que el Señor está de nuestro lado, que él es por nosotros. Y él nos muestra cuán comprometido está el Señor para librarnos de caer – cuánto él se compadece por lo que estamos pasando, cuánto nuestros sentimientos y nuestras flaquezas le afectan a él.

Puede ser que ahora mismo estés sintiendo que has sido abusado o que nadie te ama. El diablo te podría estar haciendo creer que Dios te ha abandonado a tu propia suerte – que mereces sufrir, que todo ha terminado para ti, que no hay esperanza. Amado, esas son mentiras del infierno. Más que todo, Dios desea quitar de ti el concepto pervertido que tienes de él. El te ama tiernamente – y ha establecido un tiempo para otorgar todas sus misericordias sobre ti.

David lloró miserablemente al sentirse abrumado por su situación: “Mi corazón está herido, y seco como la hierba, por lo cual olvido de comer mi pan... Velo, y soy como el pájaro solitario sobre el tejado. Cada día me afrentan mis enemigos... Y mi bebida mezclo con lágrimas... Mis días son como sombra que se va...” (Salmo 102:4, 7-9, 11). Él gimió: “Estoy en una condición terrible física, mental y emocionalmente.”

Y fue en ese mismo momento que Dios determinó liberar a David. Y el Señor se movió rápidamente en misericordia, le ayudó y le confortó. David testificó: “Te levantarás y tendrás misericordia de Sión, porque es el tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.” (Salmo 102:13).

Dios estableció un momento para librar a David en su hora más difícil – cuando él pensaba: “He sido reducido a nada.” De la misma manera, hoy, Dios ha establecido una hora para librarnos y enviar su favor sobre nosotros – y esto generalmente ocurre en el peor momento de la prueba. Ese es el momento en el que ya no luchamos para hacer las cosas a nuestra manera. Más bien, admitimos: “Señor, no puedo – todo esto es un lío. Te lo entrego a ti.”

2. El segundo cambio que ocurre es que ya no estamos abrumados por pensamientos de derrota, de darnos por vencidos: “... según la misericordia que recibimos, no desmayamos.” (2 Corintios 4:1).

Dios quiere que quitemos nuestros ojos de las circunstancias y que dejemos de enfocarnos en lo mal que están las cosas. La verdad es que puede ser que nuestros problemas no terminen pronto. De hecho, podrían empeorar. Y él sabe que si nos enfocamos en cambiar nuestra situación, caeremos más profundamente en ansiedad y depresión. Nos cansaremos y desmayaremos, perdiendo nuestra esperanza.

Según el Señor revela su misericordia hacia nosotros, nuestro desmayo comenzará a desaparecer. Pronto comenzaremos a crecer en la seguridad de que Dios está obrando en nosotros. Y nada satisface más a nuestro ser interior que saber que “Dios tiene su mano sobre mí. No he llegado todavía – pero sé que estoy en la dirección correcta. Me estoy moviendo hacia el Señor.”

Cada día tu fe se fortalecerás más. Él plantará en ti su paz y su reposo. Y tú te podrás levantar tan alto sobre tus circunstancias, que nada te podrá llevar a desesperarte otra vez.

3. El tercer cambio que ocurrirá en nosotros es una renuncia total a las cosas ocultas y deshonestas. “Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.” (2 Corintios 4:2) Esto significa que ya no iremos a las Escrituras tratando de justificar nuestro pecado. No buscaremos excusas para hacer el mal.

Dios desea que nuestra vida sea un libro abierto. Por lo tanto, él anhela que quitemos de nuestra vida todo pecado oculto – toda deshonestidad, las cosas clandestinas, engaños, mentiras, fraude. Por eso es que el Espíritu Santo busca cada cosa en nosotros que no es semejante a Cristo, Y si de verdad queremos cambiar, estaremos dispuestos a que él trate con nosotros.

Hasta que experimentes el cambio de Dios en cada una de estas áreas, te puedes olvidar de recibir consejería, consultar programas de auto-ayuda, o de restaurar relaciones. Pon todo a un lado por el momento, hasta que estés listo a renunciar a todo tu pecado oculto.

Cuando te hayas sometido a la palabra de Dios y al poder transformador de su Espíritu, no será necesario que convenzas a otros de que has cambiado. Según caminas en su verdad, el Espíritu Santo te recomendará a las conciencias de los que están a tu alrededor, “...por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios”.

La palabra griega para “recomendar” aquí significa “aprobación de Dios”. Pablo dice: “No tendrás que impresionar a nadie de que tú has cambiado. Dios se moverá en sus conciencias, diciéndoles en su interior: Esta persona tiene mi bendición y mi aprobación.”

Ningún argumento podrá refutar la evidencia interna que el Espíritu de Dios ha puesto en ti. De hecho, tu cambio atraerá a otros o será como una reprensión para ellos. El aura de Cristo que emana de ti será como un golpe a sus propias conciencias. Y será entonces cuando encontrarás el poder para influenciar a otros – a través de los cambios que están ocurriendo en ti. Encontrarás que se restaurarán relaciones. Y podrás recuperar tu autoridad espiritual en tu hogar.

Ya no seguirás pensando en los cambios que tienen que ocurrir en otros. Más bien, te animarás con los cambios que Dios está obrando en ti. Concluirás: “Señor, sé que todo está en tus manos. Me entrego a tu voluntad. Haz en mí lo que tengas que hacer.”

Ahora es el momento para dejar todas nuestras circunstancias en sus manos. Olvídate de tratar de salir de tu crisis. Más bien, enfócate en el Señor que te está cambiando y haciendo de ti un vencedor. Permanece en su palabra. Clama a su nombre diligentemente. Confía en el Espíritu Santo. Y que este sea el clamor constante de tu corazón: “Cámbiame, oh Señor.”

FILOPRIMATOSIS

FILOPRIMATOSIS



Por Pablo Sheetz

La codicia por el primer lugar.

Allá por el año 195O, un joven llamado Dionisio se inscribió en la universidad nacional en la carrera de ingeniería. Todo le fue bien al principio, pero después de algunos años sufrió una neurastenia y tuvo que abandonar permanentemente su ambición de ser ingeniero.

Volvió a casa para recuperarse, y cuando estuvo en condiciones de trabajar, consiguió un empleo humilde como contador de una tienda. Allí trabajó con diligencia, ahorrando dinero y comprando acciones en la empresa. Al cabo de cuatro años había manejado las finanzas de la compañía de tal manera que era el segundo jefe. Así que cuando murió el jefe inesperadamente, la dirección debía pasar a manos de Dionisio. Fue entonces que sufrió otra desgracia. Cuando llegó una mañana para tomar el mando, los demás socios y los hijos del jefe desaparecido le negaron el puesto y le despidieron pagándole algunos pesos como indemnización. Esto lo dejó en mal estado físico y emocional.

No está claro cuándo Dionisio demostró por primera vez un interés religioso, pero un par de años después del segundo fiasco se hizo activo en una pequeña iglesia evangélica de otra ciudad. A medida que ganaba confianza en sí mismo, compartía las decisiones de la congregación y empezó a enseñar la Biblia y predicar. Los miembros le dieron parte en el gobierno de la iglesia, pero desde allí empezó a imponerse con ideas particulares, criticando y menospreciando a los demás dirigentes. Cuanto más le resistieron sus colegas, tanto más enérgicamente trabajó para ser el jefe absoluto. Hoy, ya hombre maduro, es el dirigente principal. Interpreta las Sagradas Escrituras siempre según su propio método. Regula las costumbres de la iglesia y gran parte de lo que se hace en la vida familiar de los miembros.

Nada se hace sin su aprobación, y los miembros, casi sin darse cuenta, viven dominados por él en una especie de control mental.

El nombre del joven y algunos detalles del relato han sido cambiados pero el caso es verídico. Tras todo esto hay un problema que debemos entender. Desde la niñez, Dionisio había tenido un agudo complejo de inferioridad por ser hijo de inmigrantes. No tenía amiguitos y no se interesaba en los deportes. Sufrió un sentido de rechazo, pero descubrió que podía destacarse en el colegio sacando notas mejores que los demás. Eligió la carrera de ingeniería porque le parecía una profesión que le daría el prestigio y el sentido de valía que le faltaba. Pero una vez en la facultad, vio que él era nada más que uno entre muchos jóvenes. Aprendió también que algunos pocos de ellos, esforzándose, pensaban recibirse en cinco años en vez de los seis normales. Fue entonces que se decidió a terminar la carrera en cuatro años. Quería comprobar que era superior a todos y fracasó. Le pasó lo mismo en el trabajo: un esfuerzo por ser número uno y luego la desilusión del fracaso.

Por fin encontró en la iglesia el ambiente propicio. Logró el primer lugar y se mantiene allí en una posición que se puede llamar "Un despotismo eclesiástico". Los miembros, siendo dóciles y pacíficos, no se animan a oponerse y le han aceptado como si fuera el gigante espiritual que pretende ser. A 105 que no aceptan la autoridad de Dionisio, éste los humilla con disciplina o los excomulga.

Tenemos aquí un síntoma de una enfermedad que arruina los asuntos internos de la iglesia cristiana en muchas partes y en gran manera anula el testimonio ante el mundo que necesita el mensaje del evangelio.

Teóricamente, en las denominaciones la autoridad viene desde arriba, es decir, de obispos, presidentes o convenciones que nombran o dan credenciales a los pastores. Pero muchas veces el nuevo pastor descubre que la dirección general está en manos de uno o dos caudillos autonombrados. A este síntoma lo llamamos filoprimatosis. Viene de dos palabras griegas: filo que significa amigo o aficionado; nosis un sufijo que significa enfermedad, más la palabra primacía. Por lo tanto, la filoprimatosis es la anormalidad de querer siempre ocupar el primer puesto.

No queremos poner en duda a todos los dirigentes de las iglesias. Como en cualquier institución, es evidente que hay en la iglesia varios grados de responsabilidad y diferentes tareas, y los cargos se distribuyen principalmente según los dones, los conocimientos y las capacidades comprobadas. El Nuevo Testamento se refiere varias veces a los ancianos, a los obispos y a los pastores, que son los responsables de la enseñanza, el asesoramiento y el bienestar espiritual de los miembros. Pero menciona 1ª Pe. 5.3), específicamente las tareas de apacentar la grey y ser ejemplo. Y agrega al mismo tiempo la advertencia de una tentación común: "no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado". Así distingue entre el cuidado y el despotismo. Juan, en su tercera carta, hace referencia a un hombre en la iglesia llamado Diótrefes, "al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos", quien manipulaba una congregación arbitrariamente, aceptando y rechazando maestros de otras ciudades de acuerdo con sus propias ideas y doctrinas favoritas. Inclusive prohibía amistades con las personas que a él no le gustaban.

La filoprimatosis es demasiado común hoy en día. Un grupo de misioneros fue a establecer una iglesia en un país de Asia luego de la Segunda Guerra Mundial. El ambiente era muy favorable para el evangelio, la gente escuchaba con entusiasmo y todo estuvo bien durante algunos meses. Sin embargo, el hermano "L", uno de ellos, sufría de esta terrible dolencia.

Buscaba el puesto de director, pero los demás no veían en él los dones necesarios, y eligieron a otro. Como resultado, el hermano "L" armó una contención y se separó del grupo, llevando con él a dos o tres más. Para justificar su cisma, fabricó una serie de rumores para arruinar la reputación de los demás. Todo lo hacia pensando que cumplía con la voluntad de Dios. Estaba tan convencido de sus argumentos que ni sus colegas, ni la directiva de la sociedad misionera pudieron razonar con él. Permaneció como director de su propia misión, que con el tiempo se redujo a nada más que su propia familia.

Hay lugar para diferentes puntos de vista y para una variación de métodos, sin necesidad de problemas de convicciones firmes no siente que las diferencias sean una amenaza personal contra ella y por lo tanto, puede hacerles frente con tolerancia.

Otro aspecto de este síndrome es la filoneicosis. Esta palabra viene directamente de 1 Corintios 11:16, donde el apóstol Pablo interpreta algunos principios cristianos con respecto al orden en la iglesia de Corinto, específicamente que la mujer se cubra cuando ora o profetiza. Termina con esta frase:

"Si alguno quiere ser contencioso..."

En el griego, la palabra es filoneikos, o amigo del debate. Agregando la palabra nosis por enfermedad, tenemos filoneicosis. El hecho de que los griegos tenían una palabra para este tipo de individuo, significa que no era un problema privativo de la iglesia de Corinto. El filoneikos es ese individuo, en cualquier ambiente, que siempre quiere discutir; no deja pasar nada sin ponerlo en tela de juicio, por mínimo que sea. Crea cuestiones donde no existen, y si se resuelven, busca otras. Inconscientemente quiere comprobar su importancia y valor como persona. Nadie puede negar que hay casos de éstos en las iglesias. El caso del hermano "R". es típico.

Este señor era miembro del cuerpo de ancianos y diáconos de una iglesia metropolitana. Pronto se hizo conocer en las reuniones de consulta, introduciendo controversias donde los demás no veían nada más que acuerdo. No satisfecho, buscó fama nacional editando su propia revista en la cual empezó a atacar a los cristianos de más prestigio en el país y aún de otros países. Se sintió realizado cuando destacados personajes de distintas organizaciones cristianas respondieron defendiéndose de su ataque.

Los filoneikos son atrevidos en sus acusaciones, eligen palabras fuertes y no les preocupa la posibilidad de ofender a un hermano en la fe.

En sus periódicos constantemente promueven sospechas, divisiones y odio. Citan a otros filoneikos para dar credulidad a sus afirmaciones y denuncias. Estas prácticas contradicen directamente toda la enseñanza bíblica acerca de la conducta de un cristiano, pero tales personas se creen los mejores ejemplos de fidelidad.

El texto bíblico más acertado sobre el tema tal vez sea I Timoteo 6:4, que emplea la palabra noseo, que significa estar enfermo. La versión Reina-Valera, revisión de 1960, dice de este tipo de individuo: "delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras". Otras versiones lo expresan más o menos así: siente una atracción enfermiza o morbosa hacia las controversias y discusiones. Literalmente quiere decir: "está enfermo acerca de pendencias y logomaquia (o palabrería)". Nosea es la palabra empleada generalmente en el Nuevo Testamento para hablar de un mal físico y nunca se refiere metafóricamente a un estado espiritual. Por lo tanto, es más probable que aquí el apóstol tenga en mente por lo menos una anormalidad emocional, es decir, una enfermedad verdadera. Lo que le preocupa, sin embargo, no es el tipo de enfermedad tanto como su origen y las consecuencias. Esa actitud de controversia en el ambiente de la iglesia, según el mismo texto, resulta en "envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia". No será difícil para nosotros reconocer esta tragedia en algunos casos reales de la actualidad. Aunque citan textos bíblicos y emplean términos piadosos, los filoprimatosos no se preocupan por la verdad, sino sólo por su propio prestigio.

La verdadera enfermedad se ve a veces en la manera de imponer las ideas y rodearse solamente de personas que obedecen sin preguntar.

Algunos mantienen su propio cuerpo de policía personal para protegerse contra esos que "nos odian", y su propio sistema de espionaje para evitar una variación de opinión entre los miembros. Tengo informes de exempleados acerca del director de una organización "cristiana" que mantiene archivos voluminosos con datos de todas las personas que alguna vez dijeron algo contra él y sus colegas.

Juzgados por sus actividades incansables, parecen ser hombres fuertes e invencibles, pero en el fondo son todo lo contrario, y en momentos de crisis revelan que su meta no es encontrar la verdad, sino afinar su valor como personas, es decir, que siempre tienen razón.

¿Cómo podemos distinguir entre los líderes auténticos de la iglesia y los aspirantes cuya motivación es la filoprimatosis, la filoneicosis y la logomania? Si los juzgamos sólo por el entusiasmo o el vocabulario bíblico, podemos equivocarnos.

Para empezar, una persona sana tiene una escala de prioridades y sabe cuáles son los asuntos fundamentales y cuáles los secundarios.

No destruye toda la cosecha simplemente por arrancar algunas malas hierbas, si empleamos la figura de la parábola del trigo y la cizaña.

Para él es más importante que la gente escuche la Palabra de Dios, que el tipo de ropa con que se visten en las reuniones. El enfermo, en cambio, tiene los valores confundidos y desequilibrados. Suele inflar las cuestiones de menor importancia y pasar por alto lo esencial. Exagera los defectos de ciertas traducciones de la Biblia, se opone a insignificantes costumbres de otras iglesias, y critica los métodos corrientes de evangelización.

El maestro o el administrador cuerdo demuestra humildad y reconoce sus propias limitaciones. Tiene convicciones firmes, pero se mantiene abierto para recibir más sabiduría. Sabe escuchar y no contesta con respuestas memorizadas. El escritor C. S. Lewis comentó una vez "Dios salva a muchas almas por métodos de evangelización que no me gustan". El evangelista D. L. Moody contestó a sus críticos así: "Bien, no les gusta como yo lo hago. ¿Cómo lo hacen ustedes?" La verdad era que no lo hacían. El enfermo es dogmático y rígido en sus afirmaciones y habla antes de entender el asunto. En su trato con los demás, es decir con los que quiere dominar, es crítico, legalista y juzgador.

Antes de entender todo eso, yo acostumbraba consultar con este tipo de personas y les escribía cartas con la idea de ayudarlas a corregir un error hablado o publicado.

Aprendí que desgraciadamente ellos nunca piden disculpas porque eso sería la desintegración de su ego. Para defenderse, tergiversan los hechos y confunden los temas. Por otro lado, cuando un escritor o un orador está dispuesto a corregir sus propios equívocos se ve que es una persona sana, con grandeza de carácter.

El contencioso amigo del debate conoce bien su hilo de argumento y puede hojear con facilidad su Biblia para apoyar con textos sus afirmaciones. Aprende cómo mantener el debate en su propio terreno y así parecer muy erudito. Sin embargo, entiende poco, porque los conceptos amplios no pueden penetrar una mente cerrada.

Es característica del filoprimatoso la costumbre de censurar sólo a personajes destacados, porque así gana fama más rápido que de otra manera. En el año 1959, cuando apareció el primer número de la revista Certeza, un lector escribió una carta de crítica y envió copias, no a la revista, sino a los lideres de las iglesias de toda América Latina. En la carta señaló diez puntos para comprobar el carácter herético de la revista. La mitad de las críticas eran tergiversaciones del texto, otras eran falsas interpretaciones del sentido, y las demás eran conclusiones basadas en informes equivocados. Varias personas señalaron a este señor sus errores, pero él nunca pidió disculpas ni reconoció error alguno de su parte.

El hecho de que el filoneikos va directamente al público con su censura, y no al individuo, refleja su necesidad de fama. Acusa sin investigar y manipula los datos para que la verdad parezca suya. Muchas veces se convence a sí mismo y por lo tanto, puede convencer a los demás.

Estuve presente cuando un grupo de dirigentes le pidieron una retractación al hermano "L" por graves mentiras que había publicado. Lo arrinconaron demostrando sus contradicciones, pero con lágrimas repitió afirmaciones que él y todo el mundo sabían que eran mentiras.

Todos vemos a veces errores e injusticias que hay que señalar. La defensa de la fe es una responsabilidad permanente; pero la persona sana responde a las doctrinas en cuestión con el amor y con entendimiento. Ofrece al otro, todos los beneficios de la duda y le facilita en privado la oportunidad de aclarar y defender su acción o su punto de vista. Hace público el asunto sólo si es necesario y eso no como un rencor personal; sino como un asunto que preocupa a la congregación local o tal vez a la iglesia entera. Este es más o menos el procedimiento enseñado en el capítulo 18 de San Mateo.

¿Qué podemos hacer para ayudar a tal individuo y al mismo tiempo proteger la iglesia del daño que éste puede causar? Personalmente creo que en algunos casos hay evidencia de paranoia, es decir, ilusiones o delirios de grandeza y de persecución, y tales personas necesitan la atención profesional de un psicólogo o un psiquiatra. Sin embargo, la gran mayoría de los problemas de esta índole podrían encontrar su solución en la iglesia misma. Antes de empezar, debemos entender a qué se deben. La filoprimatosis, la filoneicosis y la logomaquia son nada más que síntomas. ¿Cuál es la verdadera enfermedad?

Todos necesitamos un mínimo de seguridad basada en un sentido de valor propio como personas y la confirmación del amor y la aceptación de los demás. Debido a las circunstancias de la vida, sobre todo en la niñez, algunos gozamos más que otros de este sentido de seguridad y autoestima. A veces pueden notarse diferencias entre los hijos de la misma familia. Los que se sienten inferiores o rechazados frecuentemente inventan ardides para llamar la atención y convencer a los demás de que son normales y personas de valor. Cuando los niños, usan el berrinche o el artificio de ganar a cualquier costo en los juegos o portarse mal ante la maestra.

Cuando más grandes, algunos se esfuerzan excesivamente en los deportes y otras actividades, llegan a ser adultos sin satisfacer la profunda inquietud acerca de su propia valía, usan versiones adultas del berrinche o al contrario se retiran de la competencia como personas tímidas. No se sienten adecuados, al menos que estén a la cabeza de la procesión. Cuando una persona se hace jefe solamente por una necesidad emocional de este tipo, la procesión no puede lograr mucho éxito. Los jefes enfermos crean un ámbito artificial que contagia a todos aquellos que viven y trabajan bajo su mando. Este defecto es muy común en las empresas comerciales y más lamentable, en algunas iglesias cristianas.

La víctima de esta enfermedad no es una persona mala, sino una persona sin base adecuada en las cosas que aseguran la estabilidad emocional. La enfermedad, entonces, es el vacío o la ausencia de la plenitud que Dios ofrece. ¿Cómo debemos tratar este problema cuando lo encontramos, y cómo podemos evitar que aparezcan otros casos? Por cierto que no vamos a darle al enfermo un puesto de importancia, por más que lo busque. Tampoco creo que tal caso se pueda solucionar respondiendo con la misma moneda, amenazando, aplicando la disciplina de la iglesia, ni entablando juicio. No debemos darle lo que busca, sino lo que necesita realmente, esto es, un sentido de amor y aceptación.

Tenemos que convencerle de que es una persona útil y normal y que no tiene que hacer ninguna de esas cosas raras para ganar nuestra aceptación. Recién cuando empiece a sentirse más seguro, podrá relajarse y vivir aceptando la realidad de quién es. Esto puede requerir afecto especial de parte de sus familiares y demás miembros de la iglesia. Tres exhortaciones de Pablo vienen al caso. "Los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles" (Rom. 15:1); "Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo" (Gá. 6:2); "Y sobre todas estas cosas vestios de amor, que es el vínculo perfecto" (Col. 3:12-14).

Un ambiente de sinceridad y buenas relaciones fraternales produce personalidades sanas.

No quiero insinuar que sea sólo un asunto de terapia de grupo, porque la filoprimatosis en el fondo es un defecto espiritual. Sabemos que ese amigo débil (que no se cree débil) no puede ganar la seguridad profunda aparte de una relación estrecha con el Señor. ¿Qué mejor manera de ayudarle que la de demostrarle, en acción, el amor incondicional que Cristo nos ha dado?

Y no nos olvidemos de los muchos que están afuera todavía porque se han alejado de un ambiente enfermizo. Cuando dejemos que Cristo sane a los creyentes, recién vamos a atraer a los otros que necesitan y quieren ser sanados.

LA SEGURIDAD ETERNA

LA SEGURIDAD ETERNA

DEL CREYENTE

Por

H.A. IRONSIDE

Publicado originalmente en idioma inglés por:

Loizeaux Brothers, Inc.

Neptune, New Jersey

Traducido del inglés por A.R.Y. y J.J.Y.
Copyright 2002 A.R.Y. y J.J.Y.

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PRÓLOGO

Esta breve obra consiste de un mensaje entregado en la iglesia D. L. Moody Memorial una mañana del día del Señor y la sustancia de dos reuniones en viernes, cuando se presentaron preguntas y luego fueron respondidas desde la plataforma. Editando cuidadosamente se podría haber eliminado todo lo que parece una repetición. Pero considerando que la verdad se aposenta en la mente y el corazón por la constante reafirmación, no he podado demasiado las respuestas como podría haber hecho en otras circunstancias. Permítaseme decir que mi objetivo no era la controversia ni vencer a un oponente, sino más bien la edificación e iluminación del pueblo de Dios, de manera que el conocimiento de la verdad pudiera liberarlo del legalismo y darle verdadera libertad.

H. A. IRONSIDE

Chicago, Illinois, 24 de abril de 1934

¿Puede Perderse Alguna Vez Un Creyente?

Se ha anunciado que yo les hablaré acerca de un tema que ha ocasionado mucha controversia entre el pueblo de Dios. Quiero tomar como un punto de partida --no exactamente como un texto, porque veremos muchas porciones de las Escrituras-- Romanos 8: 38, 39: "Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro." Esta es la respuesta inspirada a la pregunta del versículo 35: "¿Quién nos apartará del amor de Cristo?"

Es decir, una vez que somos cristianos, una vez que conocemos el amor de Cristo, una vez que hemos sido justificados por la fe,

¿Quién hay,

qué poder hay,

que pueda Separar

del amor de Cristo?

Y la respuesta,

cuán completa,

cuán clara,

no una sombra,

no una duda,

ni una cuestión dejada,

cuando el apóstol dice que …

"…ni la muerte, ni la vida, nos podrá apartar…"

¿Puede usted pensar en algo que no esté incluido ni en la muerte ni en la vida? ¡Ni la muerte, ni la vida, nos podrá apartar!

Luego, poderes invisibles no pueden separar de Cristo al creyente,

"ni ángeles,

ni principados,

ni potestades."

Estos términos son usados una y otra vez en el Nuevo Testamento, particularmente en las Epístolas, para huestes angélicas, buenas y malas.

Cuando nuestro Salvador resucitó de entre los muertos, Él despojó a principados y potestades, es decir, derrotó a todas las huestes del mal lideradas por Satanás; y así podemos pensar que los ángeles aquí mencionados son los ángeles buenos, y los principados y potestades posiblemente son los ángeles malignos. Pero no hay nada que los ángeles buenos harían y nada que los ángeles puedan hacer que resultará en la separación del creyente y Cristo.

Y luego además dice:

"Ni lo presente,

ni lo por venir."

De nuevo, permítame hacer la pregunta.

¿Puede usted pensar de alguna experiencia a través de la cual un creyente podría pasar alguna vez que no sea algo presente ni algo por venir?

Y el Espíritu Santo dice que ni lo presente ni lo por venir serán capaces de apartarnos del amor de Cristo. Como si eso no fuera suficiente, él habla en una manera más general cuando dice que "ni lo alto, ni lo bajo (nada en el cielo ni en el infierno), ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."

Me parece que estamos bastante seguros si somos creyentes en el Señor Jesucristo.

La Seguridad Eterna:

Su Significado

Cuando hablamos de la seguridad eterna del creyente, ¿qué queremos decir?

Queremos decir que una vez que un pobre pecador ha sido regenerado por la Palabra y el Espíritu de Dios, una vez que él ha recibido una nueva vida y una nueva naturaleza, que ha sido hecho participante de la naturaleza divina, una vez que ha sido justificado de toda acusación ante el trono de Dios, es absolutamente imposible que esa persona pudiera alguna vez ser de nuevo un alma perdida.

Habiendo expresado esto, permítanme decir lo que no queremos decir cuando hablamos de la seguridad eterna del creyente.

No queremos decir que necesariamente resulta que si alguien profesa ser salvo, si pasa al frente en una reunión, le da la mano al predicador, y dice que acepta al Señor Jesucristo como su Salvador, que esa persona esté eternamente segura.

No significa que si alguien se une a una iglesia o hace una profesión de fe, es bautizado, participa de la cena del Señor, y se interesa en la obra cristiana, que esa persona esté segura para siempre.

No significa que porque alguien manifieste ciertos dones y ejercite estos dones en el testimonio cristiano, que esa persona necesariamente esté eternamente segura.

Nuestro Señor Jesucristo dijo a la gente de su tiempo, como está registrado en Mateo 7:21-23: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros? Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad."

Tales personas entonces pueden haber sido muy activas en lo que se llama la obra cristiana --han predicado, han echado demonios, es decir, su influencia ha sido tal que hombres y mujeres han encontrado liberación del poder satánico por medio de sus ministraciones en el nombre de Jesús, han hecho profesión con sus labios, han llevado a cabo muchas obras maravillosas, pero son encontradas en aquel día entre los perdidos, y cuando invocan su gran actividad y su ímpetu en el testimonio cristiano, el Señor les dice:

"Nunca os conocí"

Observe, Él no les dice:

"Solía conocerles, pero han perdido mi favor y ya no les conozco."

Él dice:

"Nunca os conocí"

Las Ovejas de Cristo

Usted recuerda como habla Él de los suyos en Juan 10: 27-30:

"Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen; y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, mayor que todos es y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre una cosa somos."

De los suyos Él dice:

"yo las conozco"

De estos otros, a pesar de toda su actividad, a pesar de todos sus logros, Él dice en el día del juicio:

"Nunca os conocí"

Eso es algo muy solemne.

Eso responde una pregunta que frecuentemente se nos hace. No sé cuantas veces he encontrado a individuos que han venido a mí con un caso hipotético como éste: "Supongamos un hombre que se unió a la iglesia, que profesó ser salvo, que por varios años fue un obrero cristiano muy activo, quizás un maestro de Escuela Dominical, quizás un anciano o un diácono en la iglesia, quizás un ministro; pero después de algunos años de una vida cristiana aparentemente consistente y de utilidad en el testimonio, él vuelve su espalda a todo esto, retorna al mundo, repudia completamente al cristianismo y ahora niega totalmente el evangelio que una vez profesó. ¿Cómo encaja eso con su doctrina de la seguridad eterna del creyente?"

Eso no toca la cuestión en absoluto. El apóstol Juan nos dice como debemos entender un caso como ése. Él dice en el capítulo segundo y en el versículo diecinueve de su primera Epístola: "Salieron de nosotros, mas no eran de nosotros; porque si fueran de nosotros, hubieran cierto permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que todos no son de nosotros", o literalmente:

"que no totalmente son de nosotros."

Es decir:

* es posible hacer todas las cosas de las que he hablado y sin embargo nunca haber sido regenerado.

* Es completamente posible unirse a una iglesia, para hacer profesión cristiana;

* es completamente posible observar las ordenanzas cristianas, enseñar y predicar, y sin embargo nunca haber nacido de nuevo.

Si alguno enseña y predica la verdad, ello producirá buenos resultados, y hará buenos a los hombres tanto si el maestro o el predicador sea o no real, porque lo que Dios usa es la verdad.

Por supuesto, Él puede usar la verdad con mayor provecho cuando ella es proclamada por una persona santa viviendo para la gloria de Dios que cuando es proclamada por un hipócrita. Sin embargo, Dios usa su verdad independientemente de quien pueda proclamarla, y eso explica como la gente puede hacer obras poderosas en el nombre de Cristo y sin embargo nunca haber nacido de nuevo.

El Sacrificio Único De Cristo

Cuando decimos que el creyente en el Señor Jesús está eternamente seguro, basamos esto sobre un número de líneas de testimonio escritural. En primer lugar, nos apoyamos sobre la perfección del sacrificio único de Cristo en la cruz. Personalmente, nunca puedo entender cómo gente inteligente, instruida por el Espíritu Santo de Dios, puede leer cuidadosamente la Epístola a los Hebreos y no ver que a lo largo de toda esa Epístola el escritor está contrastando los muchos sacrificios ofrecidos bajo la ley con el sacrificio único de nuestro Señor Jesucristo.

A lo que él llama especialmente la atención es a esto: bajo la ley cada vez que un israelita pecaba, él necesitaba un nuevo sacrificio por el pecado, y cada año la nación debía celebrar el gran día de la expiación cuando un nuevo sacrificio era presentado a Dios por el pueblo. ¿Porqué? Porque aquellos sacrificios nunca podían quitar el pecado, ellos simplemente cubrían el pecado por el momento. Pero se nos dice en el capítulo décimo de Hebreos que cuando el Señor Jesucristo vino al mundo y se ofreció sin mancha a Dios, el efecto de su sacrificio fue eterno. El versículo 14 hace esto claro:

"Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados."

¿Hechos perfectos por cuánto tiempo? "Oh", dice alguno, "tanto tiempo como sean fieles". No, eso no es lo que dice.

"Hizo perfectos para siempre".

¿Porqué? Porque el sacrificio es completamente eficaz. Estoy seguro de que mis hermanos que niegan la doctrina de la seguridad eterna del creyente no se dan cuenta de que haciendo así están poniendo una afrenta sobre la obra finalizada de Cristo, están reduciendo el sacrificio de Cristo prácticamente al nivel de las ofrendas de toros y cabras en la dispensación del Antiguo Testamento.

Estoy seguro de que ellos no tienen la intención de hacer eso, porque aman a su Señor tan verdaderamente como yo confío que le amo, y ellos no quieren deshonrarlo. Pero temen que esta doctrina llevará a la gente a ser descuidada acerca de sus vidas, y por lo tanto enfatizan la posibilidad de que un hombre pierda su salvación después de que una vez ha sido justificado por la fe. Pero ellos no prosiguen esto hasta su conclusión lógica; no ven que esto es una negación práctica de la obra finalizada de nuestro Señor Jesucristo. Estamos salvados eternamente porque el sacrificio de Cristo permanece.

Cuando acudí al Señor Jesucristo y puse mi confianza en Él, no sólo fueron perdonados todos mis pecados hasta el día de mi conversión, sino que todos mis pecados fueron anulados por la eternidad. Cuando era un joven cristiano, se me enseñó algo como esto: yo pensaba cuando me convertí que todos mis pecados, desde el tiempo del despertar del sentido de responsabilidad hasta la noche cuando puse mi confianza en el Señor Jesús, fueron anulados, y entonces Dios me había dado un nuevo comienzo, y si yo sólo podía mantener limpio mi historial hasta el fin de mi vida, iría al cielo; pero si no lo mantenía limpio, cesaba de ser un cristiano y tenía que convertirme por completo otra vez. Cada vez que sucedía esto el pasado estaba bajo la sangre, pero debía mantener limpio el historial para el futuro. ¡Qué visión de la expiación de Cristo tan deshonrosa para Dios es esa! Si sólo fueron anulados por la sangre expiatoria de Jesús aquellos pecados míos que fueron cometidos hasta el momento de mi conversión, ¿en qué forma posible habrían de ser tratados los pecados que había confesado después de eso?

La única base sobre la que Dios podía perdonar pecados es que Jesús resolvió todo en la cruz, y cuando confío en Él, todo lo que Él ha hecho es aceptado a mi favor.

¿Qué De Los Pecados Futuros?

Una dama vino a mí un día y dijo: "No puedo entenderle en esto. Yo puedo entender bastante bien que Cristo murió por los pecados que cometí hasta la noche de mi conversión, ¿pero trata usted de decirme que Cristo murió por mis pecados futuros?"

Yo dije: "¿Cuántos de sus pecados estaban en el pasado cuando Cristo murió en la cruz?"

Ella pareció desconcertada por un momento, y entonces la luz irrumpió, y dijo: "¡Cuán necia he sido! Por supuesto, todos ellos eran futuros cuando Jesús murió por mí. Yo no había cometido ninguno de ellos."

Dios vio todos sus pecados, y Él puso sobre Jesús toda su iniquidad. Por lo tanto, cuando usted confió en Él, usted fue justificado sin restricciones de todas las cosas. Usted dice: "¿Entonces no hay diferencia si un creyente peca?"

Ese es otro asunto, y llevaría toda una tarde adentrarnos en éste, pero el punto es el siguiente: en el momento en que usted confía en el Señor Jesús como su Salvador, su responsabilidad, como pecador en relación al Dios de juicio está terminada por la eternidad, pero en ese mismo momento comienza su responsabilidad como un hijo en relación a un Padre en el cielo. Ahora, si como un hijo usted peca contra su Padre, Dios tendrá que tratar con usted acerca de eso, pero como un Padre y no como un Juez. Esa es una línea de la verdad que se sostiene por sí misma y no contradice lo que estoy enseñando ahora. Esto explica algunas cosas que desconciertan a algunas personas cuando esta doctrina es traída ante ellas.

La Perseverancia Del Espíritu

En Segundo lugar, basamos la doctrina de la seguridad eterna del creyente en la perseverancia y el poder omnipotente del Santo Espíritu de Dios. Vea el primer capítulo de la Epístola a los Filipenses. Escribiendo a estos santos, el apóstol dice, cuando les agradece por su comunión en el evangelio desde el primer día hasta ahora: "Estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo." [Filipenses 1: 6] ¿Ve eso? ¿Quién comenzó la buena obra en usted si usted es un creyente en el Señor Jesús? El Espíritu Santo de Dios. Fue Él quien le convenció de pecado, fue Él quien le llevó a poner su confianza en Cristo, fue Él quien a través de la Palabra le dio el testimonio de que estaba salvado, es Él quien le ha estado conformando a Cristo desde que usted confió al principio en el Señor Jesús. Habiéndole levantado así en gracia, el Espíritu Santo tiene un propósito definido en vista. Él finalmente va a conformarle a usted completamente a la imagen del Señor Jesucristo, y Él nunca comienza una obra que no tenga la intención de finalizar. "Estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo."

Si cuando usted era un pobre pecador, el Espíritu Santo tuvo suficiente poder para quebrantar su oposición a Dios y para hacer finalizar su incredulidad y rebelión, ¿piensa usted por un momento que Él no tiene poder suficiente para sojuzgar su voluntad como creyente y continuar hasta completar la obra que comenzó?

La gente dice: "Veo que usted cree en aquella antigua doctrina Bautista de ‘una vez en la gracia, siempre en la gracia.’" U otro dice: "Entiendo que usted sostiene esa antigua idea Presbiteriana de ‘la perseverancia final de los santos’."

No sé por qué esto debería ser llamado Bautista o Presbiteriano, sólo en la medida que los Bautistas y Presbiterianos concuerdan con el Libro, y la Palabra de Dios muestra claramente que una vez que Dios nos recoge en gracia nada puede separarnos del amor de Cristo, así que evidentemente la expresión, "una vez en la gracia, siempre en la gracia", es perfectamente correcta. Pero, por el otro lado, no soy tan entusiasta acerca de la otra expresión, "la perseverancia de los santos". Yo creo en esto, yo creo que todos los santos, todos los que pertenecen realmente a Dios, perseverarán hasta el fin, porque el Libro me dice: "Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo" (Mateo 24: 13), y si alguien comienza y hace una profesión pero renuncia a todo, él nunca será salvo, porque para empezar nunca nació de nuevo, él nunca fue cambiado verdaderamente por la gracia divina. Por el otro lado, la razón de que alguien persevere hasta el fin no es alguna especial perseverancia de sí mismo. En lo que yo creo, y lo que la Palabra de Dios claramente enseña, es la perseverancia del Espíritu Santo. Cuando Él comienza una obra, Él nunca renuncia hasta que esté completada. Esa es nuestra confianza.

Experiencia Y Fe

Hace cuarenta y tres años el Espíritu de Dios en la gracia, me llevó a confiar en el Señor Jesucristo. He tenido muchos altibajos desde entonces, como la gente antigua acostumbraba cantar en una reunión al aire libre a la que asistí:

"A veces estoy en lo alto y a veces en la hondura,

Pero mi alma igual mantiene la celestial ligadura."

He tenido experiencias variadas, pero lo maravilloso es esto, el Espíritu Santo de Dios nunca me ha abandonado; y si a veces he sido rebelde y obstinado y no me postré inmediatamente ante Dios y me arrepentí de mi rebeldía y obstinación, entonces encontré que debía estar bajo la vara, la vara de mi Padre, y Él me azotaba sometiéndome hasta que yo llegaba al punto donde estaba presto para confesar mi falla y ser restaurado a la comunión con Él. Pero yo era de igual manera tan verdaderamente su hijo mientras recibía un buen azote como cuando los efectos de éste me habían restaurado a la comunión. Su hijo no cesa de ser su hijo cuando usted lo pone sobre sus rodillas y le azota con su chancleta. Es porque él es su hijo y porque usted quiere que crezca hasta ser un muchacho de buen comportamiento que usted hace eso. Y así creemos en la perseverancia del Espíritu Santo, que habiendo comenzado la obra la continuará hasta completarla.

La Nueva Creación

En tercer lugar, basamos la doctrina de la seguridad eterna del creyente sobre el hecho de la nueva creación. En el capítulo quinto de Segunda Corintios, versículo diecisiete leemos: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas."

Este versículo puede ser expresado de la siguiente manera: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva creación es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas."

¿Qué queremos decir por nueva creación? Exactamente esto: antes estábamos en el lugar de la muerte; antes estábamos totalmente perdidos y arruinados. ¿Cómo llegamos allí? Sígame ahora. No fue por ningún acto propio de nosotros. Usted dice: "¿No llegué al lugar de muerte espiritual por ningún acto propio?" No. Usted dice: "¿No estaba perdido por algún acto mío?" No. Pero, ¿porqué estaba usted entre los perdidos? Porque nació en el mundo como un miembro de la vieja creación de la cual el primer Adam fue la cabeza, y cada hijo de la raza de Adam viene al mundo perdido y está bajo sentencia de muerte. Y así leemos en este mismo capítulo en el versículo 14: "Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: Que si uno murió por todos, luego todos son muertos."

Los Dos Adanes

Permítame tratar de hacer esto claro. Aquí está el primer Adam, la cabeza de la antigua creación, y él fue puesto a prueba en el Jardín del Edén. El mundo entero estaba representado en él –usted estaba representado en Él, yo estaba representado en Él. Como el Espíritu de Dios dice de Leví: "Aun estaba en los lomos de su padre cuando Melchîsedec le salió al encuentro" (Hebreos 7:10), así nosotros, cada uno de nosotros, estábamos representados allí en Adam cuando la vieja creación estuvo a prueba. Adam cayó, y Dios dijo: "El día que de él comieres, morirás."

Como resultado de esa falla la vieja creación cayó en muerte, y cada persona que alguna vez ha nacido en el mundo desde ese tiempo ha nacido caído allí; nadie ha sido engendrado no caído aquí, donde el primer Adán comenzó, excepto nuestro Señor Jesucristo, y su nacimiento fue uno sobrenatural. Por lo tanto, como miembros de la vieja creación estábamos todos muertos, todos perdidos; pero vea ahora lo que sucedió. Nuestro Señor Jesucristo vino al mundo (la Palabra escrita habla aquí de Él como la Palabra viva) y Él permaneció sobre este plano de impecabilidad. Adam fue creado sin pecado pero cayó; Jesús vino, el único sin pecado, concebido por el Espíritu Santo, nacido de una madre virgen [evidenciando así su naturaleza divina], pero Él vio a los hombres allí caídos en muerte, y en la cruz Él bajó hasta la muerte, hasta donde estaba el hombre, y se levantó en gracia desde la muerte. Pero no se levantó solo, porque Dios nos ha vivificado junto a Cristo, así que todos los que creemos en Él somos levantados desde ese lugar de muerte; y así como en un tiempo fuimos hechos partícipes de la raza de Adam, así ahora somos hechos partícipes de una nueva creación.

¿Qué hace Dios por nosotros ahora? ¿Nos pone donde Adam estaba antes y dice: "Ahora compórtense bien, y no volverán a morir"? No, Él nos pone más alto que lo que Adam jamás podía haber ido excepto por una nueva y divina creación. "Él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús" (Efesios 2: 6), y porque nosotros pertenecemos a esta nueva creación nunca podremos perdernos. Usted estaba perdido porque la cabeza de la vieja creación falló, y usted cayó con él. Usted nunca puede perderse a menos que la Cabeza de la nueva creación caiga, y si Él cayera usted caería con Él. Pero, gracias a Dios, Él permanece en el trono donde Dios mismo lo ha puesto, en señal de su perfecta complacencia en la obra que Él consumó.

Puede que usted haya oído del irlandés que se convirtió pero que estaba sometido a un horrible temor de que algún día él podría cometer algún gran pecado y perder su alma, de que podría perderse después de todo, y él temblaba al pensar esto. Fue a una reunión y oyó leerse las palabras:

"Muertos sois, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios."

"¡Gloria a Dios!" exclamó inmediatamente; "¿Quién oyó de alguien que se estuviera ahogando con su cabeza por encima del agua?"

Nosotros estamos ligados a Él, pertenecemos a la nueva creación, y por eso es que nunca nos perderemos.

La Vida Eterna Poseída Ahora

En último lugar, basamos la verdad de la doctrina de la seguridad eterna del creyente sobre el hecho de que el creyente es el poseedor presente de la vida eterna. No es solamente que si somos fieles hasta el fin recibiremos la vida eterna. Hay un sentido en que eso es verdad; hay un sentido en que la vida eterna es nuestra esperanza. Yo soy ahora un cristiano si creo en el Señor Jesucristo; creyendo en Él tengo la vida eterna, pero la tengo en un cuerpo mortal. Yo estoy ahora esperando por la redención del cuerpo, y cuando el Señor Jesús venga por segunda vez, cambiará este cuerpo de mi humillación y lo hará semejante al cuerpo de su gloria. Entonces habré recibido la vida eterna en toda su plenitud, espíritu, alma, y cuerpo, enteramente conformados a Cristo. En ese sentido estoy esperando la vida eterna. Pero una y otra y otra vez, la Escritura expresa de todas las formas el hecho de que cada creyente está en el tiempo presente en posesión de la vida eterna.

"Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado; para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna" (Juan 3: 14,15).

La vida de Adam era una vida que podía perderse; él perdió su vida a causa del pecado. La vida eterna es una vida que no puede perderse, de otra forma no sería eterna.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).

La vida eterna es una vida que dura para siempre, y la tenemos ahora.

"El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" (Juan 3: 36).

"De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida" (Juan 5:24).

Sus Ovejas Le Siguen

Intencionalmente he dejado este punto para lo último porque la gente generalmente da como un hecho que este será el primer pasaje usado al tratar este asunto. En Juan 10, leyendo el versículo 27 se nos dice: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen."

Note estas tres cosas:

No importa que profesión pueda hacer alguno, si éste no oye la voz del hijo de Dios, no es un cristiano, y por lo tanto el Salvador no lo conoce como suyo.

No importa que profesión pueda él hacer, si no sigue al Señor Jesucristo, él es sólo un impostor y un fraude y un hipócrita.

Él puede seguirle por un breve tiempo exteriormente, como aquellos de quienes el apóstol Pedro habla, que caminan por el camino de la justicia y luego volverse atrás de éste. "Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro se volvió a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno" (2 Pedro 2: 22).

Si ese perro alguna vez hubiera sido regenerado y hubiera llegado a ser una oveja, si esa puerca alguna vez hubiera sido cambiada y hubiera llegado a ser un cordero, ninguno de los dos hubiese regresado a la inmundicia; pero, usted ve, el perro siempre fue un perro, y la puerca siempre fue una puerca. Ellos sólo fueron blanqueados, no hechos puros, ellos nunca fueron regenerados, y entonces regresaron a las cosas viejas. Pero las ovejas de Cristo son diferentes.

"Ellas me siguen",

dice Jesús.

Tenga cuidado. No profese ser una de sus ovejas si usted no lo sigue, esta es la prueba de la realidad. Hay mucha gente que nos dice: "En tal y tal tiempo me convertí, pasé al frente, firmé una tarjeta." Usted puede hacer todas estas cosas y estar perdido para siempre. Lo que usted necesita es un nuevo nacimiento; y cuando usted nace de nuevo, obtiene una nueva vida; y cuando recibe una nueva vida, usted ama seguir a Jesús; y si no sucede así, usted no es un cristiano. Reflexione sobre esto. Examine un poco sus propios cimientos.

¿Una Doctrina Peligrosa?

La gente dice: "Si usted predica esta doctrina de la seguridad eterna del creyente, los hombres dirán, ‘Bien, entonces no importa lo que haga, yo iré al cielo de cualquier forma.’"

Lo que usted haga tiene una tremenda importancia. Si no se comporta bien, eso muestra que usted no es un verdadero cristiano. Yo sé que un cristiano puede caer, pero la diferencia puede verse en Pedro y Judas. Pedro cayó, y cayó terriblemente, pero él era sincero, y una mirada de Jesús le causó que llorara amargamente; su corazón fue quebrantado al pensar que él había deshonrado así a su Señor. Pero Judas acompañó al Señor casi tres años y medio, y fue un demonio todo el tiempo; él era un ladrón y estaba buscando su propio y interés. Incluso fue hecho tesorero de aquel grupo y llevaba la bolsa, pero leemos: "traía lo que se echaba en ella" (Juan 12:6), la despojaba, como podría traducirse esto literalmente. Al final le sobrevino el remordimiento, no el arrepentimiento genuino, ¿y cuál fue el resultado? Fue y se colgó. Él nunca fue un hijo de Dios. Hay una gran diferencia, usted ve, entre un cristiano y un falso profesante.

Justificado Por La Fe

"Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen; y yo les doy vida eterna." ¿Cree esto? Yo no entiendo como hay gente que puede leer un pasaje como éste y luego hablar de un cristiano perdiendo su vida. Ésta no sería eterna si pudiera ser perdida.

"Y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano."

El original es muy fuerte aquí. En el inglés [como en el español] una doble negación hace una afirmación, pero en el griego esto sólo refuerza una declaración: "Ellos nunca, no nunca, perecerán." Es imposible, es impensable, que uno que tenga vida eterna perecerá alguna vez.

"Mi Padre que me las dio, mayor que todos es y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre."

Aquí estoy yo, un pobre pecador perdido, pero el Señor me levanta en la gracia y me salva, y estoy en su mano. Y ahora también el Padre me pone su mano alrededor, y estoy en la mano del Padre y la del Hijo, y el diablo mismo no puede tomarme a menos que él pueda soltar aquellas manos. ¿Usted puede pensar de una seguridad más grande que estar en las manos del Padre y del Hijo? "Nunca perecerá", "vida eterna", ¡qué maravillosas palabras son éstas!

No tenga temor de la verdad de Dios. Igualmente podría temer del principio del evangelio de que Dios puede libremente perdonar y justificar a un pecador culpable por la fe en el Señor Jesucristo. Hay gente que trata de poner guardas alrededor de esa verdad y dice: "Sí, usted está justificado por la fe si tiene suficientes buenas obras para añadir a ella."

Eso no es verdad. Es por la fe sola, y las buenas obras emanan desde allí. Cuando usted sabe que tiene vida eterna, encontrará su corazón tan lleno con amor por Cristo que tratará de vivir para su gloria.

Objeciones

Habrá ciertos pasajes que vendrán a las mentes de diferentes personas, y ellas dirán: "Lo que él ha dicho puede sonar bastante lógico, ¿pero qué de esta y aquella Escritura?" Déjeme decir, no hay porción de la Escritura posible que vendrá a su mente que el presente orador no haya considerado cuidadosamente una y otra vez. No tengo tiempo en una disertación para tratar todos estos, pero puedo asegurarle que habiéndolos examinado a todos con el mayor grado de cuidado, nunca he sido capaz de encontrar uno que pueda anular a éste: "Ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."

Si usted tiene un pasaje de la Escritura claro, definido y positivo, no permita que algún pasaje desconcertante, difícil de interpretar, que parece un poco ambiguo, le impida creer la declaración positiva:

"El que cree tiene vida eterna."

Porque tengo una salvación como ésta para ofrecer a los hombres, porque Dios me ha enviado a proclamar una salvación como ésta a los pecadores, es que tengo confianza en invitar a la gente a acudir a Jesús, porque sé que si ellos entran en un contacto vivo con mi Salvador Él los hará suyos para siempre.

Durante dos tardes de viernes siguientes, fue dada la oportunidad para que los objetantes trajeran sus cuestiones. Éstas son recogidas en detalle en las páginas que siguen.

OBJECIONES RESPONDIDAS

Recientemente recibí de un caballero un tratado titulado: "Todo Acerca de la Doctrina de la Seguridad Eterna." Él teme que esta doctrina pueda tener una tendencia a hacer a la gente descuidada acerca de sus vidas. Yo puedo simpatizar con él sobre eso por esta razón: Yo fui un obrero cristiano en una organización que creía en lo que comúnmente es llamado la creencia arminiana, es decir, que cuando una persona se convierte, ella tiene un buen comienzo para ir al cielo, y luego depende de él seguir en marcha. Como mi antiguo instructor acostumbraba decir: "Llegar al cielo es como montar una bicicleta: si me detengo, caeré." Yo creía eso completamente, tan completamente que cuando la gente me hablaba de estar eternamente salvado, yo acostumbraba decir: "Esa es una doctrina del maligno; que extraviaría a la gente y conduciría al pueblo a ser descuidado", hasta que tuve un despertar bastante brusco.

Descubrí que nuestros salones estaban colmados por gente que se estaba convirtiendo una y otra vez después de unas pocas semanas. Parecía como si ese antiguo himno, "Debéis Nacer de Nuevo", debiese cantarse realmente, "Debéis Nacer de Nuevo y de Nuevo y de Nuevo". Eso me desconcertó, porque nunca leí de algo como eso en la Biblia. Entonces descubrí que la doctrina de la recaída tenía una tendencia a hacer a la gente verdaderamente muy descuidada.

Permítame darle un ejemplo concreto. Un hombre joven en quien me interesé bastante había sido adicto a un cierto pecado en sus días de inconverso. Después de que profesó la conversión, se apartó de ese pecado en particular, pero me confesó en privado que había salido en la oscuridad de la noche, cuando nadie sabía donde estaba, y había caído muchas veces en el mismo pecado. "¿Cómo puedes hacer eso?" le pregunté. "Bien", dijo él, "siempre resuelvo que cometeré el pecado y que luego me convertiré otra vez cuando vuelva a casa." Yo vi allí cuán peligrosa era la doctrina de estar salvado hoy y perdido mañana. La última vez que vi a ese joven, él me dijo: "No hay caso; este pecado tiene tal adherencia sobre mí que no puedo resistirlo." "No se rinda", le dije; "déjeme llamar a varios de los otros y permítanos orar con usted." Así cuatro o cinco de nosotros nos arrodillamos y oramos muy fervientemente, pero él se levantó otra vez y apretó sus puños, porque estaba en gran agonía y dijo: "No hay caso. Voy a pecar, pero regresaré para convertirme después." Nunca lo volví a ver, y no sé lo que fue de él. Ese, usted ve, fue un efecto de esta doctrina de que una persona pierde su salvación cuando peca pero que puede regresar nuevamente y convertirse cuando desee. Ciertamente la Palabra de Dios nada de eso enseña.

Usted puede ver que la creencia arminiana puede ser usada para cambiar la gracia de Dios en disolución. Es posible que también el otro punto de vista sea mal usado. Pero yo quiero que vea que el mal uso de cualquier doctrina no prueba en sí mismo que la enseñanza sea incorrecta. Necesitamos definidas Escrituras sobre las cuales basar nuestra fe. Si la gente no tiene conciencia ante Dios, ella puede hacer mal uso de cualquier doctrina en la Biblia. Pero a lo que queremos llegar es a esto: ¿Son las objeciones presentadas contra la doctrina de la seguridad eterna realmente justificables?

Cuestión 1 -

"¿No es el hombre un agente moral absolutamente libre?" como un objetante insiste. Él dice: "No podemos citar una porción de la Escritura sobre la seguridad eterna incondicional, porque ninguna hay."

No sé lo que él quiere decir, pero ciertamente no hay seguridad eterna que no esté basada sobre la fe personal en el Señor Jesucristo, [esa es la única condición]; pero este escritor continúa diciendo: "Cuando un hombre es salvado, él está sobre el altar de Dios para vivir o morir, para el servicio o el sacrificio, y ni el diablo ni los demonios pueden sacarlo en la medida que él elige por la gracia de Dios mantenerse en ese lugar."

El hecho es que el hombre no es "un agente moral absolutamente libre." En su estado de no salvo él es esclavo del pecado "cautivo a la voluntad del diablo." Cuando es regenerado él es siervo de Cristo, deleitándose en la santidad y mora en él el Espíritu del Dios amante. Yo no fui salvado por poner todo de mí sobre el altar. Yo fui salvado cuando confié en Cristo quien se dio como la ofrenda por mi pecado. No me mantengo salvado por mi vida abnegada. Soy "guardado por la virtud de Dios". La misma gracia que salvó es la misma gracia que guarda.

Yo no "elijo" simplemente mantenerme en el lugar donde estoy seguro. Dios me ha elegido, y yo digo amén a su elección. Pero si fuera posible para mí elegir abandonar a Cristo, ¿no perecería? Sin embargo la Palabra me dice que las ovejas de Cristo nunca perecerán. Permítanos ver otra vez las palabras del Señor Jesús en Juan 10: 27-29: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen; y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, mayor que todos es y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre."

Quiero que observe el versículo 27. ¿Quién es una oveja de Cristo? Es uno que oye su voz y le sigue. Si un hombre dice: "Soy un cristiano", pero no oye la voz del Buen Pastor ni le sigue, ese hombre es un hipócrita; él no es un cristiano. Jesús dice: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen". Note la expresión:

"yo las conozco".

En mi anterior disertación señalé que en Mateo 7: 22, 23, el Señor Jesús dice: "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros? Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad." Observe, de acuerdo a la Escritura, Él nunca dice a alma alguna en el día del juicio: "Yo te conocí, pero ahora no te conozco." Él dice: "Nunca os conocí." Eso debería aclarar toda la cuestión. Él dice de sus ovejas: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco." Por lo tanto, si uno ha sido una oveja de Cristo, el Señor Jesús le conoce. Pero si por alguna extraña metamorfosis esa oveja de Cristo fuese cambiada en una cabra, una de las cabras del maligno, y apareciera en el día del juicio entre las cabras, Jesús no podría decir a esa cabra: "nunca te conocí". Él tendría que decir: "yo te conocí, pero ahora no te conozco." Pero Él dice: "Nunca os conocí", porque Él da a sus ovejas la vida eterna.

¿Qué es la vida eterna? Pregunta alguno: "Si la vida espiritual de Adam era condicional, ¿cómo podría ser segura la vida de un creyente? Adam debió haber sido eterno en naturaleza." Esto muestra cuán poco distingue gente bien intencionada entre la vida que Dios dio a Adam por creación y la vida que Él nos da por regeneración. La vida de Adam era simplemente una vida natural y la perdió cuando pecó, pero Dios da vida eterna a los creyentes, y ésta nunca puede ser perdida. Ésta no sería eterna si pudiera perderse. Así Él dice: "Yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre." Él no pone condiciones a esta promesa:

"no perecerán para siempre."

La palabra "perecerán" está en la voz media, así que si fueran traducidas literalmente en inglés, tendrían que ponerse dos palabras, porque no tenemos una voz media. Las palabras "perecer" y "destruir" son la misma en griego. "Yo les doy vida eterna y no se destruirán a sí mismas para siempre."

Las ovejas se destruyen a sí mismas muy fácilmente. Yo estaba viajando por el desierto cuando estuve entre los indios, y cuando pasamos un puente sobre un profundo abismo, oímos el lastimero balar de un cordero. Fuimos hasta el borde del puente, y vimos al cordero unos cincuenta pies más abajo en una pequeña saliente. Esta era una escarpada pendiente de aproximadamente doscientos pies hasta el arroyo de abajo. Observamos para ver si había algún modo posible de bajar allí, y no pudimos encontrarlo. Ese cordero había estado comiendo y había llegado al borde y miró hacia abajo. Allí estaba esa pequeña saliente completamente verde, y entonces bajó y comió todo el césped que allí había antes de descubrir que no podía regresar. Tratamos de enlazarlo, pero no había alguien lo suficientemente experto para hacerlo. Miramos hacia arriba, y ya había tres grandes buitres volando alrededor, sólo esperando el momento en que el pequeño animal se daría por vencido. Ese cordero se estaba destruyendo a sí mismo. Jesús dice: "Mis ovejas nunca se destruirán a sí mismas. Yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre" (en la voz media, "nunca se matarán a sí mismas"). ¿Porqué no? Porque tienen el Espíritu Santo morando en ellas.

La Palabra de Dios dice: "Estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo." Jesús primero dice: "Yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre", y luego: "No perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano."

Alguno puede decir: "Bien, yo sé que un demonio no puede arrebatarme, que un ángel no lo querría, y que el hombre no podría, pero yo podría arrebatarme a mí mismo." Entonces usted perecería, ¿no? y Él dice: "No perecerán para siempre", antes de decirle a usted: "Ni nadie las arrebatará de mi mano."

¿Es el hombre un agente moral absolutamente libre? Lo fue cuando Dios lo creó, ¿pero lo es ahora? ¿Es el pecador un agente moral libre? ¿Qué dice la Escritura? "Son cautivos por el Diablo a su voluntad." ¿¡Qué!? ¿Un hombre bajo el lazo del Diablo llevado cautivo a su voluntad es un agente libre? "¿No sabéis que a quien os prestáis vosotros mismos por siervos para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis?" (Romanos 6: 16).

El hombre es un esclavo del pecado y de Satanás; él no es libre. Pero ahora el evangelio llega al hombre, y él tiene el poder de decisión, y cuando decide por Cristo obtiene la vida eterna con todo lo que eso implica, y esa vida es la misma vida que está en el bendito Hijo de Dios. Esta es comunicada a él, y ahora es llevado cautivo en las cadenas de amor a los pies del Salvador, y no quiere ser un agente libre. Él esta feliz de ser un esclavo, como Pablo lo expresa, de Jesucristo.

Cuestión 2¿Qué de Mateo 24: 13?

"Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo." Weymouth dice: "El que permanezca firme hasta el fin."

El escritor de esta cuestión reconoce que primariamente esto se refiere a la Gran Tribulación, pero es un principio sobre el que creo que cada predicador de la Palabra debería insistir. No tiene provecho que las personas profesen conversión, pasen al frente, levanten sus manos, vayan a un salón para consultas, se unan a la iglesia, se bauticen, participen de la comunión, enseñen en una clase de escuela dominical, hagan obra misionera, den su dinero para la obra de Cristo, y continúen así por años, y entonces de pronto queden a la deriva, apartándose de todo esto, negando al Señor que las compró, rehusando absolutamente la autoridad de Jesucristo, y sin embargo profesando ser salvas. La perseverancia es la que prueba la realidad de una obra de gracia dentro del alma. Esa es la diferencia entre uno que es meramente reformado por la enseñanza del cristianismo y uno que ha nacido de nuevo. Usted ve esto muy claramente cuando contrasta a Pedro y a Judas.

Pedro resbaló y pecó penosamente, pero a pesar de todo esto él perseveró hasta el fin. Jesús dijo:

"Yo he rogado por ti que tu fe no falte",

y aunque su vida exterior por un breve lapso no fue lo que debía ser, su fe permaneció, y Jesús le restauró, y continuó hasta el fin de su vida hasta ser crucificado por su Salvador [según una tradición histórica]. Judas era uno de los elegidos, él estaba con el grupo apostólico pero nunca fue regenerado, y así cuando pecó y vendió a su Señor, se convirtió en un apóstata y murió suicidándose. Jesús dijo de él mucho antes [de la traición]: "¿No he escogido yo a vosotros doce, y uno de vosotros es diablo?" [Juan 6: 70] No,

"uno de vosotros corre el riesgo de llegar a ser un diablo",

sino,

"uno de vosotros es diablo".

Y se nos dice: "cayó Judas por transgresión, para irse a su lugar" (Hechos 1:25).

Pedro era alguien que resbaló, Judas era un apóstata, y hay una gran diferencia entre los dos. Si un hombre dice, "yo soy salvo", dejen que lo pruebe por su conducta. Eso es por lo cual no deberíamos temer la doctrina de la seguridad eterna del creyente. Alguien dirá: "Pero yo conocí a un hombre que era un maravilloso cristiano, y ahora él ha renunciado a todo y dice que aún así es salvo." Él sólo se está engañando a sí mismo. La próxima vez que lo vea, dígale que la Biblia dice: "El que perseverare hasta el fin, éste será salvo."

Es inútil que usted mantenga una profesión si su vida no demuestra que ésta es real. Los hombres pueden emplear mal cualquier doctrina.

Cuestión 3¿Qué del pasaje de la Escritura encontrado en Juan 8: 31?

"Y decía Jesús a los Judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos." ¿No es la condición para el permanente discipulado: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra"?

Ciertamente. Todo hombre que conoce la verdad de la seguridad eterna cree esto. No tiene sentido que una persona profese ser discípulo de Jesús si no persevera. Esto es lo que prueba que hay una obra genuina del Espíritu de Dios en su alma.

Cuestión 4 - ¿Qué de Juan 6: 66? –

"Desde esto, muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él."

Eso ha sucedido a lo largo de todos los siglos. Jesús distingue entre un discípulo y uno que es "verdaderamente su discípulo", o entre uno que es sólo un discípulo y uno que es un creyente verdadero. La palabra griega traducida "discípulo" significa "un alumno" o "un aprendiz". Había muchos que hasta cierto punto aprendieron de Jesús, y ellos estaban aprendiendo más y más cada día que le escuchaban. Pero cuando Él declaró: "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna" (Juan 6: 54), ellos dijeron: "Eso es demasiado para nosotros; no continuaremos con este hombre", y volvieron atrás.

No había una cuestión de si la gente había nacido de nuevo y se había perdido, sino de si los que se contaban entre los aprendices continuarían aprendiendo y dejarían que Él fuera su maestro, o si rehusarían mayor instrucción y volverían atrás. Ni siquiera se nos dice que aquellos que volvieron atrás nunca regresaron.

Cuestión 5 - Juan 6: 67: "¿Queréis vosotros iros también?" ¿Qué de esta pregunta?

La pregunta y la respuesta manifiestan el punto exacto del cual estoy hablando. Él se dirigía ahora a los apóstoles, ese pequeño grupo que lo había acompañado tanto tiempo, y dijo: "¿Queréis vosotros iros también?" y Pedro dijo lo que toda verdadera alma convertida siempre dice: "Señor, ¿a quién iremos? tú tienes palabras de vida eterna" (Juan 6: 68). Si usted realmente ha nacido de nuevo, esa es siempre la respuesta. Recuerdo que un día estuve razonando sobre este asunto con un querido y buen hermano por aproximadamente dos horas, y él insistía en que un hombre podía soltarse a sí mismo de la mano del Señor. Yo le dije: "¿Por qué insistes en esto? ¿Estás seguro de que eres salvo?" Él dijo:

"Absolutamente."

"¿Durante cuánto tiempo?"

"Cuarenta años."

"¿Y has sido guardado por cuarenta años? ¿Quieres soltarte de la mano del Señor hablando así?"

"Ciertamente no."

"Bien", dije, "tú eres mejor que tu credo."

Ese es justo el punto: si un hombre es nacido de nuevo, él nunca querrá soltarse de la mano de Cristo aún si pudiera. Sólo Cristo es el que satisface el alma.

Cuestión 6 - ¿Qué de 2 Tesalonicenses 2: 3?

"No os engañe nadie en ninguna manera; porque no vendrá sin que venga antes la apostasía [falling away = apartamiento], y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición."

La palabra traducida "apartamiento" [en la traducción al inglés de la Biblia] es "apostasía" en el original [como en la traducción española Reina Valera 1909 de la Biblia]. Esto nada tiene que ver con la cuestión de la salvación individual. Esto no toca esta doctrina. ¿No puede usted ver que esta es una profecía de lo que está sucediendo alrededor nuestro en el tiempo presente? [siendo su mayor cumplimiento el surgimiento de la Roma papal a la cual muchos del campo supuestamente evangélico se están asociando ahora por medio del movimiento ecuménico]. Recientemente, se nos dijo que setenta y cinco por ciento de los ministros en la Federación de Iglesias en la ciudad de Chicago firmaron un cuestionario diciendo que ellos no creían en algunas de las grandes verdades fundamentales de la Biblia. Allí usted tiene apostasía. ¿Significa eso que estos ministros eran todos cristianos alguna vez y ahora no son salvos? Mis queridos amigos, me temo que todo el problema es que la mayoría de ellos absolutamente nunca ha nacido de nuevo. Ellos nada conocen de la gracia regeneradora y por lo tanto están muy propensos a apostatar de las doctrinas mantenidas como santas por las grandes denominaciones evangélicas.

Recuerdo cuando un cierto predicador hizo público un grosero ataque a la doctrina de la sangre de la expiación. Eso conmocionó a mucha gente que había estado leyendo sus libros, y estas personas dijeron: "¿No es extraño que un hombre que alguna vez fue un cristiano tan excelente ahora niegue la sangre de Cristo?" Yo me senté y leí cada uno de sus libros y descubrí que él nunca mencionó en alguno de ellos la sangre de Cristo o la muerte de Cristo en la cruz, excepto en uno cuando él habló del ejemplo de humillación dado por Jesús al ir a la cruz. Pero nunca hallé alguna otra referencia a la muerte, la sangre, o la expiación. Más tarde él dijo: "Ellos me acusan por abandonar la doctrina de la sangre de la expiación; yo nunca creí en ésta." Él mostró que era simplemente un apóstata. Estas cosas no tenían lugar en su corazón o en su vida. La apostasía está viniendo; está viniendo rápidamente; la gran iglesia profesante está avanzando, pero ninguna persona nacida de nuevo jamás se doblegará ante el Anticristo.

Cuestión 7¿Qué de Hebreos 12:14?

"Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor."

Eso es exactamente lo que sostenemos. Cualquiera que dice: "soy un cristiano", y no sigue la paz y la santidad nunca verá al Señor. Pero recuerdo cuánto solía inquietarme esto. Cuando yo era un joven cristiano, se me enseñó que cuando me convertí todos mis pecados hasta ese momento fueron quitados, y entonces era como si Dios dijera: "Yo he borrado el pasado y te he restablecido donde Adam estaba antes de que cayera; si puedes mantener limpio el historial desde ahora hasta el fin, serás salvado e irás al cielo." Comencé mi andar y pronto comencé a fallar, y entonces me dijeron: "El problema contigo es que todavía no has obtenido la santidad. Si la obtienes, serás capaz de vivir la clase de vida correcta." Yo dije: "¿Qué es esta bendición de la santidad?" y se me respondió: "Cuando Dios te salvó, Él sólo te justificó." -¿Sólo me justificó? -"Él perdonó tus pecados pasados, pero ahora debes ser santificado, y eso significa que debes tener toda tu pecaminosidad natural desarraigada, y obtendrás verdadera santidad." Yo pensé: "Pero eso no funcionó muy bien con Adam", y esto me molestó bastante. Sin embargo ellos me aseguraron que esa era la clave, y así me dediqué a ello y batallé por seis años. (Me he ocupado de todo este asunto mucho más completamente en uno de mis libros anteriores, "HOLINESS: THE FALSE AND THE TRUE" [LA SANTIDAD: LO FALSO Y LO VERDADERO], del mismo editor [Loizeaux Brothers].)

Yo estaba actuando basado en un texto que no está en la Biblia: "Sin la santidad nadie verá al Señor." Escuché muchos sermones predicados sobre éste, y a veces yo mismo prediqué sobre éste. Yo tenía una gran bandera roja con ese texto en letras blancas, e intentaba obtener la santidad. A veces yo pensaba que la tenía, y entonces algo salía mal y debía tratar de recuperarme de todo otra vez. Nunca olvidaré la primera vez que leí: "Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor." Yo pensaba que decía: "Sin la santidad es imposible ver a Dios." Yo pensaba que debía obtener perfecta santidad en esta vida, pero lo que esto dice allí es, si usted no sigue la santidad no verá al Señor. Todo cristiano sigue la santidad. Un hombre que dice: "soy un cristiano", y no sigue la santidad o está engañándose a sí mismo o es un hipócrita. Nosotros sostenemos esto con todo nuestro corazón.

Cuestión 8 - ¿Qué de Romanos 6:16?

"¿No sabéis que a quien os prestáis vosotros mismos por siervos para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis, o del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?"

Ya he hablado de eso. Romanos 6 es como el libro de Éxodo. Cuando los hijos de Israel estaban en Egipto, ellos obedecían a Faraón porque debían hacerlo; cuando fueron llevados a Dios en el desierto, el poder del Faraón fue quebrantado y llegaron a ser siervos de Dios. Nosotros, en nuestros días de no salvos, éramos siervos del pecado; ahora, como cristianos, somos siervos de Dios y estamos para andar delante de Dios en santidad y justicia.

Cuestión 9 - Ezequiel 18: 24:

"Mas si el justo se apartare de su justicia, y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo; ¿vivirá él?"

¿No es extraño para alguien en esta dispensación de la gracia citar un pasaje así, como si éste tuviese algo que ver con la cuestión de la salvación del alma? Vuelva y lea Ezequiel 18. ¿De qué está tratando? En el versículo veintiuno leemos: "El impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todas mis ordenanzas, e hiciere juicio y justicia, de cierto vivirá; no morirá." ¿Es eso la gracia? No, eso es la ley. Esa es exactamente la quintaesencia de la ley.

¿Usted cree que si un hombre impío se apartara de su maldad él viviría? Si esto fuera verdadero, ¿para qué murió Jesús? ¿Predicaría usted eso a los pecadores? ¿Quiere que me pare y diga: "Gente impía, ustedes han estado cometiendo la maldad; comiencen a hacer lo justo esta noche y vivirán"? ¿Querría usted que predicara eso? Yo estaría engañando deliberadamente a la gente si les dijera eso. Pero usted ve, aquí Dios estaba probando al pueblo bajo la ley y decía: "El hombre que guardare estas cosas vivirá. . . .Mas si el justo se apartare de su justicia, y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo; ¿vivirá él? Todas las justicias que hizo no vendrán en memoria; por su rebelión con que prevaricó, y por su pecado que cometió, por ello morirá." ¿Y qué ha sucedido? Jamás un hombre permaneció en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Por lo tanto, todos estaban bajo sentencia de muerte. ¿Cómo entonces iban a ser salvados? ¿Cambiando la forma de vivir? Oh, no; sino por confesar que no tenían justicia. Si la tuvieran, sólo serían trapos de inmundicia. Pero ahora ellos encontraron toda su justicia en el Señor Jesucristo, "el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, y justificación, y santificación, y redención."

Nunca cite Ezequiel 18 como si ello fuera el evangelio; ello es la ley. Y además tenga presente que la "vida" de la cual se habla en Ezequiel no es la vida eterna en Cristo. Es la vida aquí sobre la tierra prolongada bajo el gobierno divino, por causa de la obediencia, o acortada por causa del pecado.

Cuestión 10¿Qué de 2 Pedro 2: 20-22?

"Ciertamente, si habiéndose ellos apartado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, y otra vez envolviéndose en ellas, son vencidos, sus postrimerías les son hechas peores que los principios. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, tornarse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro se volvió a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno."

¿Dice esto: "Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: La oveja se volvió a su vómito"? No, no dice eso. Dice: "El perro se volvió a su vómito."

¡Cuántos perros de estos hay! Ellos escapan temporalmente de la contaminación del mundo por el conocimiento que viene por el Señor Jesucristo. Si usted fue criado en un hogar cristiano y se le instruyó en el conocimiento del Señor Jesucristo desde su juventud, usted escapó de una gran parte de la contaminación del mundo. Pero después de haber conocido todas estas cosas, usted puede apartarse; puede tomar su propio camino en el mundo y vivir en sus inmundicias y contaminaciones. ¿Qué demuestra eso? ¿Que usted era un cristiano y ahora no lo es? ¿Que usted era una de las ovejas de Cristo pero ya no es más? Oh, no. ¿Qué entonces? Esto demuestra que "El perro se volvió a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno."

Algo destacable de esta doctrina de la seguridad eterna del creyente es que muchos de los más grandes hombres de Dios que alguna vez vivieron, han creído en ésta. C. H. Spurgeon, D. L. Moody, el Dr. R. A. Torrey, el Dr. A. C. Dixon, y muchos otros que nosotros apreciamos grandemente creían en ésta. C. H. Spurgeon dijo muy bellamente: "Si este perro alguna vez hubiese nacido de nuevo y obtenido una naturaleza de oveja, nunca habría regresado a su vómito; y si esta puerca alguna vez hubiese sido regenerada y hubiese tenido el corazón de un cordero dentro suyo, nunca habría regresado a revolcarse en el cieno."

No se trata de una oveja de Cristo pereciendo. El maligno tiene muchas cerdas lavadas, pero ellas no son, y nunca han sido, ovejas de Cristo.

Cuestión 11Ahora llegamos al crucial texto, Hebreos 6: 4-6. Observe esto cuidadosamente. Vea si lo leo correctamente.

"Porque es muy posible [la Biblia dice es imposible, lo cual es cambiado aquí a propósito para explicar este pasaje] que los que una vez fueron iluminados y gustaron el don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo. Y asimismo gustaron la buena palabra de Dios, y las virtudes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole a vituperio."

¿Es eso lo que éste dice? Usted cree que un hombre puede alguna vez ser iluminado, hecho un partícipe del Espíritu Santo, puede gustar la buena palabra de Dios y las virtudes del siglo venidero, pero recaer y luego arrepentirse; ¿no es así? Eso es lo que cree toda la gente que no cree en la seguridad eterna del creyente. ¿Qué va a hacer usted con quien tropieza? Si el tropiezo y la apostasía son lo mismo, ¿no ve que este pasaje es el peor pasaje posible de toda la Biblia para su doctrina favorita?

Si aquellos que sostienen que un hombre puede ser salvado una y otra vez analiza este pasaje, estoy seguro de que verán cuán fatalmente éste apuñala a su teoría.

Esta es la manera en que éste se lee: "Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron el don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo. Y asimismo gustaron la buena palabra de Dios, y las virtudes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole a vituperio."

Si este pasaje enseña que un hombre una vez salvado puede volver a estar perdido, entonces éste también enseña que si ese hombre nuevamente está perdido, él nunca puede arrepentirse y ser salvado. En otras palabras, si este pasaje enseña que un hombre una vez salvado puede perderse otra vez, éste enseña que si usted alguna vez ha estado salvado y ahora está perdido, usted tiene un boleto de ida al infierno, y no hay retroceso. ¿Pero cuál es el verdadero punto aquí? Es casi imposible explicarlo en un minuto o dos, porque usted necesita estudiar juntamente los capítulos quinto y sexto completos de Hebreos. Puedo indicar al lector indagador leer mi libro: "STUDIES IN THE EPISTLE TO THE HEBREWS" [ESTUDIOS EN LA EPÍSTOLA A LOS HEBREOS]. De los mismos editores.

El apóstol está hablando a gente que tiene el Antiguo Testamento y ha sido convencida intelectualmente de que Jesús es el Mesías pero que está expuesta a la persecución si confiesa su nombre. Aunque no de todo corazón, ellos saben que Jesús es el Mesías, y deben haber sentido el poder y visto la evidencia de su autoridad en los milagros realizados. Sin embargo ellos pueden retroceder ante todo esto y regresar al judaísmo, e ir nuevamente a la sinagoga y decir: "No creemos que Jesucristo sea el Mesías, el Hijo de Dios; rehusamos la autoridad de este hombre. Él debía ser crucificado." "Crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole a vituperio." El apóstol dice: "No intenten hacer algo allí; ustedes no pueden hacerlo, porque ellos han ido muy lejos. Ellos son apóstatas." Esto prueba que ellos no son verdaderos cristianos. En el versículo 9 leemos: "Pero de vosotros, oh amados, esperamos mejores cosas, y más cercanas a salud, aunque hablamos así."

Es decir, usted podría tener todas estas cosas y no tener la salvación. Usted dirá: "No lo creo." Pero mire esto: "Es imposible que los que una vez fueron iluminados." ¿Qué significa eso? ¿Nacidos de nuevo? Nadie podría escuchar un discurso del evangelio sin ser iluminado. "El principio de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples" (Salmos 119: 130).

"Y gustaron el don celestial." Una cosa es gustar; otra cosa es comer. Muchas personas han llegado hasta ese punto y nunca han sido salvadas. El ángel dijo a Ezequiel: "Hijo del hombre, come este rollo." Pero el ángel vio que Ezequiel sólo lo había gustado, entonces el ángel le ordenó: "Hijo del hombre, haz a tu vientre que coma." Éste estaba en su boca, y si su cabeza hubiese sido cortada toda la verdad se habría ido, pero "He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo." [Salmos 51: 6]

"Y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo." Ellos no fueron sellados, ni habitados, ni bautizados, ni llenados con el Espíritu. Él no usa ninguno de los términos que aluden a los grandes oficios del Espíritu, sino que dice: "Y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo."

¿Alguna vez vio usted a un hombre en una reunión donde el Espíritu de Dios estuvo obrando con poder, y alguna vez se le acercó y le habló y dijo: "¿No quiere acudir a Cristo?"? Y él respondió: "Yo sé que debería acudir, puedo sentir el poder del Espíritu de Dios en esta reunión. Yo sé que esto es correcto y que debería entregarme, pero no quiero hacerlo, y no lo haré." Y él se aleja resistiendo al Espíritu aunque fue un partícipe de aquél. Así esa gente descripta en Hebreos 6 ha estado de esta manera familiarizada exteriormente con el cristianismo, pero ahora lo negaban totalmente. Para los tales no podía haber arrepentimiento.

Ahora, a fin de probar que esta es la correcta interpretación del pasaje, permítame atraer su atención a Hebreos 6: 7-9: "Porque la tierra que embebe el agua que muchas veces vino sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos de los cuales es labrada, recibe bendición de Dios: Mas la que produce espinas y abrojos, es reprobada, y cercana de maldición; cuyo fin será el ser abrasada. Pero de vosotros, oh amados, esperamos mejores cosas, y más cercanas a salud, aunque hablamos así."

Note en primer lugar que todas esas cosas de las que él habla en los versículos 4 y 5 pueden ser verdaderas para alguien y sin embargo éste puede no tener la salvación. Pero él lo dice, como si fueran:

"Aunque les hemos dado esta advertencia, estamos convencidos de mejores cosas de ustedes; ustedes han avanzado mucho más que estos apóstatas, ustedes han sido salvados; y entonces no crean que los estamos confundiendo con gente como ésta."

Él emplea esta pequeña parábola para hacer claro lo que quiere decir. Aquí están dos parcelas con plantas cultivadas creciendo lado a lado, diremos, sólo separadas por una cerca. La tierra es la misma, el mismo sol brilla sobre ambas, la misma clase de agua de lluvia riega a las dos. Cuando el tiempo de la cosecha llega, una de estas parcelas produce hierba provechosa, pero la otra sólo espinas y abrojos. ¿Qué está enseñando él aquí? Este es un mensaje a los judíos, tratando de hacerles ver la realidad de Cristo como el Mesías y su cumplimiento de todos los tipos antiguos. Estas dos parcelas de tierra son dos hombres, ellas son los corazones de dos hombres. Podemos pensar de ellos en esta forma para hacer todo más gráfico. Ellos crecen lado a lado, a ambos se les enseña la Biblia, ambos van a la misma sinagoga, ambos esperan al Mesías, ambos acuden para escuchar predicar a Juan el Bautista, quizás ambos fueron bautizados por Juan el Bautista, confesando sus pecados. El bautismo de Juan no implicaba la salvación, éste sólo anticipaba la venida del Salvador. Ambos oyeron al Señor Jesús, ambos le vieron realizar sus obras poderosas, ambos están entre aquella multitud mirando cuando Él muere, ambos están allí cuando el gentío sale a ver la tumba vacía, ambos están cerca cuando Él asciende al cielo, ambos ven el poderoso obrar del Espíritu en el día de Pentecostés, ambos van entre los apóstoles, y exteriormente usted no podría ver diferencia alguna entre ellos. Pero de repente estalla la persecución. Uno de ellos es arrestado, y le dicen: "Niega a Jesucristo, o morirás." Él dice: "No puedo negarle; Él es mi Salvador." "Entonces morirás." "Estoy dispuesto a morir, pero no puedo negarle." El otro es arrestado y le dicen: "Debes negar a Cristo o morir." Él dice: "Le negaré antes que morir. Regresaré y seré un buen judío antes que morir." "Entonces hazlo público."

Ellos tenían una forma terrible de hacerle volver atrás. Recuerdo haber leído cómo en un caso así, lo llevan a un lugar inmundo donde alguien mataba una cerda, y el que está volviendo al judaísmo, para demostrar su negación, escupe sobre la sangre de la cerda y dice: "Así estimo la sangre de Jesús el Nazareno." Y luego le purifican y le toman de vuelta. ¿Podía algún verdadero creyente en Jesús hacer eso? ¿Qué hizo la diferencia entre los dos?

Aquellas parcelas de tierra tenían la misma lluvia, la misma luz del sol, pero hubo diferentes cosechas. ¿Cuál era la diferencia? Una de ellas tenía la buena semilla y produjo buen fruto, la otra no tenía la buena semilla y produjo espinas y abrojos. Los dos hombres estaban familiarizados con la verdad, pero uno recibió la simiente incorruptible, la Palabra de vida, y produjo fruto para Dios. El otro nunca recibió la buena semilla, y él día llega cuando se convierte en un apóstata.

Si usted recuerda la diferencia entre un apóstata y uno que resbala, ello le librará de muchos problemas sobre varias porciones de las Escrituras. El apóstata conoce todo acerca del cristianismo pero nunca ha sido un verdadero cristiano. El que resbala es una persona que ha conocido a Cristo, que le amaba, pero que se enfrió en su alma, perdió su vida espiritual. No hay cristiano que no haya sido frecuentemente culpable de resbalar. Por eso es que necesitamos al Señor como nuestro Abogado para restaurar nuestras almas. Cuando resbalamos, no es nuestra unión con Él la que es destruida, sino nuestra comunión. Usted puede decir: "¿Porqué está tan seguro de que un verdadero cristiano no apostata?" Porque Dios lo dice así en su Palabra. 1 Juan 2:18: "Hijitos, ya es el último tiempo: y como vosotros habéis oído que el anticristo ha de venir, así también al presente han comenzado a ser muchos anticristos; por lo cual sabemos que es el último tiempo." Anticristo significa "opuesto a Cristo". El apóstata siempre es alguien opuesto a Cristo. Un hombre dice: "He probado todo esto, y nada hay allí", y así reprueba a Cristo.

"Salieron de nosotros, mas no eran de nosotros; porque si fueran de nosotros, hubieran cierto permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que todos no son de nosotros." La palabra "cierto" está en itálicas y en realidad arrojan una duda. Deje fuera aquellas palabras porque no pertenecen al texto griego, y léalo así: "Salieron de nosotros, mas no eran de nosotros; porque si fueran de nosotros, hubieran permanecido con nosotros." Y luego él agrega: "Salieron para que se manifestase que ellos no eran totalmente (esa es una traducción literal) de nosotros." En otras palabras, ellos eran de nosotros según su profesión, en el compañerismo externo, pero no totalmente de nosotros, porque nunca habían nacido verdaderamente de Dios. Esto también explica el capítulo décimo de Hebreos que es el próximo pasaje presentado como una objeción.

Cuestión 12 - Explique Hebreos 10: 28, 29:

"El que menospreciare la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere sin ninguna misericordia: ¿Cuánto pensáis que será más digno de mayor castigo, el que hollare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del testamento, en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?"

Las personas se inquietan aquí, porque dicen: "Bien, este hombre seguramente era un cristiano, porque se dice que fue santificado."

Eso no necesariamente prueba que él fuera un cristiano. La totalidad de la nación de Israel fue santificada por la sangre del pacto; en un cierto sentido la totalidad del mundo ha sido santificado por la sangre de la cruz. Si no fuera por esa sangre derramada en la cruz del Calvario, todo el mundo estaría condenado al juicio eterno, pero, por causa de que Jesús murió por el mundo entero, Dios dice: "Ahora, puedo tratar con todos los hombres sobre la base de la sangre de la cruz", y, como frecuentemente decimos, la gran cuestión entre Dios y el hombre actualmente no es primariamente la cuestión del pecado. ¿Por qué? Porque la sangre de Cristo responde por el pecado. ¿Cuál es la gran cuestión? Es la cuestión del Hijo: ¿Cómo está tratando usted al Hijo de Dios que murió para salvarle? Cristo ha muerto por todos los hombres, su sangre fue derramada para la salvación de todos los hombres, y ésta será de beneficio para cada pecador en todo el mundo si ellos confían en Él. Vea Juan 3: 18, 19.

Aquí está este hebreo que ha avanzado hasta un cierto punto, y ahora surge la pregunta: "Confesarás a Cristo como tu única gran Ofrenda por el Pecado sin importar lo que esto implique?" Y él responde: "No, no puedo hacer eso. Voy a regresar al templo. Hay una ofrenda por el pecado allí, y no tendré que sufrir como podría sufrir si confesara a Jesucristo." Pero él no puede hacer eso. Dios ya no acepta más eso: "Ya no queda sacrificio por el pecado." "Si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por el pecado." "No queda otro sacrificio por el pecado" es el sentido preciso. Este sacrificio en el altar fue ordenado por Dios. Él dijo: "Si pecares, debes traer un sacrificio, y yo te aceptaré." "Porque la vida de la carne en la sangre está: y yo os la he dado para expiar vuestras personas sobre el altar: por lo cual la misma sangre expiará la persona" (Levítico 17: 11). "Bien", dice este judío, "tengo una ofrenda por el pecado." Pero él ha encontrado a Jesucristo o ha oído de Él como la gran ofrenda por el pecado; sabe que Dios le aceptó y le resucitó de entre los muertos; él tiene todo este conocimiento, pero con todo esto está atemorizado de hacerlo público de una manera definida y de confesar a Cristo como su Salvador. Él dice: "No necesito esta Ofrenda por el Pecado, volveré atrás y estaré contento con la ofrenda por el pecado del templo."

Antes de que Jesús viniera, eso era aceptable porque lo señalaba a Él, pero ahora Él ha venido. Si usted le rechaza, no queda otra ofrenda. Este pasaje, usted ve, nada tiene que ver con un cristiano verdadero apartándose de Cristo, sino con un hombre ampliamente instruido que rehúsa aceptarle. Y cuantas personas hay, no sólo entre los judíos sino en el cristianismo, que están rehusando esta Ofrenda por el Pecado.

Cuestión 13El próximo pasaje tratado es Lucas 9: 61, 62:

"Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; mas déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano al arado mira atrás, es apto para el reino de Dios."

¡Qué cosa terrible sería si éste fuera el camino al cielo! Cuantos miles de fervorosos cristianos hay que han permitido que lo que creían ser su deber hacia sus amigos les impidiera seguir completamente a Cristo.

Supongamos que ellos fueran al cielo sólo sobre la base de seguir completamente a Cristo. Usted ve que estos judíos estaban esperando el reino, y muchos dijeron: "Te seguiré, pero mis amigos tienen un derecho sobre mí." "No", dice el Señor: "Yo debo estar primero. Ninguno que poniendo su mano al arado mira atrás, es apto para el reino de Dios." Esa es la prueba del discipulado. Pero es necesario distinguir entre la salvación por gracia y la recompensa por el discipulado fiel. Las recompensa están relacionadas con el reino. No importa cuán fiel pueda ser yo como cristiano, ello no me da un mejor lugar en el cielo que si fuera llevado allá en el momento en que fui salvado. Supongamos que en el mismo instante en que usted se convirtiera cayera muerto de repente; ¿hubiera ido al cielo? Sí, hubiera ido allá sobre la base de la complacencia de Dios en la obra de su Hijo. Supongamos que usted se hubiese convertido cincuenta años atrás. Habría altibajos en su vida; pero usted ha estado salvado todos esos años. ¿Dónde iría si muriese repentinamente? Usted iría al cielo. ¿Sobre qué base? Sobre la base de la complacencia de Dios en la obra de su Hijo. No hay ni un pequeño cambio en cincuenta años. "Pero", dice usted, "yo he sido un cristiano maravillosamente fiel." ¿En verdad lo ha sido? Estoy sorprendido de que piense así. Cuanto más le servimos, más sentimos la mayoría de nosotros cuán infieles hemos sido. Pero usted insiste: "Yo he sido un cristiano muy fiel." ¿Le hace eso más apto para el cielo de lo que era en el momento en que confió en Jesús? Usted pregunta: "¿De nada sirve la fidelidad como discípulo?" Sirve mucho, pero no tiene mérito para la salvación. Usted tiene un lugar en la casa del Padre sobre la base de pura gracia, pero la casa del Padre no es la única cosa delante nuestro. También está el reino de Dios. "Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre." Y aquí hay diferentes recompenses de acuerdo a la medida de la fidelidad en esta vida. (Puedo dirigirle a otro de mis folletos "Salvation and Reward" ["Salvación y Recompensa"]. De los mismos editores).

Aquí estaba uno a quien el Señor dijo: "Quiero que me sigas a África o India", y él dijo: "Oh Señor, tolérame que vaya primero y entierre a mi padre. Tengo un anciano padre aquí y no puedo soportar dejarle mientras viva. Después de su muerte, estaré gustoso de seguirte." Y el Señor dice: "Deja que los muertos entierren a sus muertos." Por supuesto, si él hubiese tenido la responsabilidad de proveer para su padre, eso sería una cosa distinta. Porque ese hombre no tiene la fe y el coraje para efectuar esa separación, ¿cesa de ser un cristiano? Él puede permanecer en su casa, él puede ser de gran valor y de gran utilidad, pero cuando llegue al tribunal de Cristo hay una recompensa que podría haber tenido que no tendrá, porque no anduvo durante todo el trayecto con el Señor Jesucristo. Si andar durante todo el trayecto diera a los hombres el derecho al cielo, ninguno de nosotros llegaría allí jamás. Pero en la medida que andamos, tan lejos como entendamos, durante el trayecto entero, Él nos recompensará. Si la gente pudiese ver la diferencia entre la salvación por la gracia y la recompensa por el servicio, esta cuestión se resolvería por sí sola. Desde este punto en adelante, la mayoría de estas objeciones realmente tienen que ver con este mismo hecho.

Cuestión 14Tomemos los siguientes pasajes:

"Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo: Antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy; porque ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado: Porque participantes de Cristo somos hechos, con tal que conservemos firme hasta el fin el principio de nuestra confianza." (Hebreos 3: 12 – 14)

Ese es uno de los versículos con una condición. Otro se encuentra en 1 Corintios 15: 1, 2:

"Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano."

Otro es encontrado en Colosenses 1: 21-23:

"A vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos de ánimo en malas obras, ahora empero os ha reconciliado en el cuerpo de su carne por medio de muerte, para haceros santos, y sin mancha, e irreprensibles delante de él: Si empero permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído; el cual es predicado a toda criatura que está debajo del cielo; del cual yo Pablo soy hecho ministro."

Podría agregar otros a estos, pero aquí están tres pasajes con un condicional.

¿Qué quiso decir el Espíritu de Dios al introducir estos tres condicionales?

En cada una de estas ocasiones Él se dirige a grupos de personas. Yo estoy aquí para hablarles a ustedes como un grupo de gente. Si yo pidiera a cada uno que profesa ser un cristiano que se pusiera de pie, supongo que casi todos se levantarían. ¿Probaría eso que todos ustedes son cristianos? Esto mostraría que ustedes profesan ser cristianos. ¿Qué probaría que ustedes lo son realmente? "Si empero permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio." Ustedes profesan haber recibido el evangelio; ustedes son salvos si guardan en la memoria lo que les ha sido predicado. Si no, eso simplemente muestra que no hay realidad.

La fe aquí no es la fe por la cual usted es salvo, no es la fe por la cual usted cree; sino que es aquello que usted cree. Judas dice: "Que contendáis eficazmente por la fe que ha sido una vez dada a los santos" (Judas v. 3). Eso es el conjunto de la doctrina cristiana, y, si es un verdadero cristiano, usted permanecerá en esa doctrina cristiana hasta el fin, pero si no, usted puede hacerse mormón, o de la Ciencia Cristiana, o un teosofista, o algo similar. Entonces usted simplemente muestra que no hay realidad. Es algo muy fácil decir, "soy salvo"; otra cosa es probarlo.

Cuestión 15 - ¿Qué de 2 Pedro 3: 17?

"Así que vosotros, oh amados, pues estáis amonestados, guardaos que por el error de los abominables no seáis juntamente extraviados, y caigáis de vuestra firmeza."

Volvemos a lo que estábamos hablando hace unos pocos minutos. Siempre hay una posibilidad de que un verdadero cristiano caiga, y necesitamos ser advertido una y otra vez. Cuántos hemos conocido que en cierto tiempo tenían un brillante testimonio cristiano pero cayeron. Ellos no estuvieron alertas, no fueron piadosos, y tropezaron y cayeron. ¿Significa eso que están perdidos? No, no si realmente nacieron de nuevo. Si nacieron de nuevo, han recibido la vida eterna; y si gente así cae, allí es donde comienza la obra de restauración del Espíritu de Dios. David cayó de una manera sumamente terrible, pero dice: "Él restaura mi alma"; y a veces al restaurar las almas de su pueblo, Dios debe hacerle pasar a través de muy amargas experiencias. Él les ama demasiado como para dejarles estar felices cuando se apartan de Él.

Cuestión 16 Explique este pasaje:

"Que se han descaminado de la verdad, diciendo que la resurrección es ya hecha, y trastornan la fe de algunos" (2 Timoteo 2: 18).

Un escritor dice: "Vemos aquí la posibilidad de que nuestra fe sea trastornada."

No es de eso que Pablo está hablando. Él está hablando de la fe. De nuevo usted debe hacer la distinción. Nuestra fe es aquello por medio de lo cual creemos. Nosotros creemos en Dios; eso es nuestra fe. Pero creemos la verdad que Dios nos ha revelado, y eso es la fe, y eso es lo que ha sido trastornado en la mente del creyente profesante en este caso. Esto es lo mismo que usted encuentra en 1 Timoteo 5: 15: "Porque ya algunas han vuelto atrás en pos de Satanás." Algunos verdaderos cristianos hacen eso, pero qué cosa bendita es saber que el Señor va en busca de ellos y nunca los abandona.

Cuestión 17 - ¿No podemos dejar que las cosas de Dios se escurran de nosotros?

"Por tanto, es menester que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, porque acaso no nos escurramos" (Hebreos 2: 1), o, en otras palabras: "acaso nos alejemos de ellas."

Esta es otra vez la misma advertencia. Usted ha oído el precioso ministerio de hombres de Dios que le han predicado la Palabra. Ustedes han tenido tal instrucción como muchos nunca han tenido. Ustedes serán terriblemente culpables si se apartan de ella. Ustedes necesitan "persistir en lo que han aprendido." Pero si todos fuésemos a perder nuestra salvación cada vez que nos desviamos en alguna cosa errónea, ¡cuán grave sería esto! ¿Hay alguno aquí que nunca se haya apartado un poquito?

Si el pecado me separará de Cristo, ¿cuánto pecado? ¿Cómo puedo alguna vez estar seguro de cuanto pecado? ¿No es un hecho que cada uno de nosotros peca en pensamiento, o en palabra, o en obra, probablemente cada día de nuestras vidas? ¿Hay alguna noche en la que usted pueda arrodillarse ante Dios y decir: "Señor, te agradezco porque hoy no he pecado en pensamiento, o palabra u obras"? Estoy seguro de que ningún cristiano sincero puede decir eso. ¿Cuánto tiene usted que pecar para quebrar el vínculo que lo une a Cristo? Usted nunca podría estar seguro entre un día y otro de que está salvado, y usted no dejaría lugar alguno para la obra restauradora de Dios, si su salvación dependiera de su fidelidad personal.

Cuestión 18 - ¿Qué de un pasaje de la Escritura como éste?

"Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida" (Apocalipsis 2: 10). ¿Cómo puede usted decir que un hombre está salvado por la eternidad cuando el Señor le dice que debe ser fiel hasta el fin?

Una corona de vida no es la salvación; es la recompensa. Hay cinco coronas: la corona incorruptible por la fidelidad en el transcurso de nuestra existencia; la corona de gozo por ganar almas; la corona de justicia para los que aman su venida; la corona de vida para aquellos que sufren por Cristo; la corona de gloria para quienes alimenten las ovejas y corderos del rebaño de Cristo. Yo podría perder todas esas coronas y sin embargo no perderé mi salvación. La Palabra dice: "Si la obra de alguno fuere quemada. . . .él empero será salvo, mas así como por fuego" (1 Corintios 3 :15). Pero no quiero ser salvado de esa forma. Yo quiero ganar la corona de la vida. "Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida."

Cuestión 19 - Explique Hebreos 10: 37-39:

"Porque aun un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Ahora el justo vivirá por fe; Mas si [alguno] se retirare, no agradará a mi alma." Observe el versículo siguiente: "Pero nosotros (¿quiénes? los verdaderos cristianos) no somos tales que nos retiremos para perdición, sino fieles para ganancia del alma." Si una persona ha creído para la salvación del alma, no hay peligro de que "se retire para perdición." Es algo terrible estar intelectualmente convencido y detenerse allí.

Cuestión 20Ahora consideraré Apocalipsis 3: 15, 16, donde el Señor, hablando a la iglesia de Laodicea dice:

"Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Ojalá fueses frío, o caliente! Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca."

¿Es este un individuo que alguna vez había estado salvado y no lo está más? El Señor está hablando a una iglesia. ¿Alguna vez vio usted una iglesia como la de Laodicea, una iglesia ni fría ni caliente, una donde usted no podría decir si estaba a favor o en contra de Cristo? Y entonces el Señor dice a esa iglesia: "Porque eres sólo tibia --hay profesión--, pero no eres ni fría ni caliente, te vomitaré de mi boca. No te tendré en modo alguno como una iglesia." Allí no dice que no puedan haber individuos en la iglesia que sean hijos de Dios, justo como la iglesia en Efeso. Él dijo a ellos: "Si no te arrepientes quitaré tu candelero." Un candelero, usted sabe, es para dar luz.

Cada vez que voy al centro de la ciudad paso por una iglesia a la cual perteneció D. L. Moody. Ella era un centro evangelístico en su tiempo, pero actualmente es un verdadero centro de modernismo, y el Evangelio nunca es predicado allí. Cada vez que la veo pienso del tiempo en que Moody estuvo allí y se mantuvo firmemente a favor de la verdad, y digo: "Su candelero fue quitado." Pueden haber algunos verdaderos cristianos en esa iglesia, algunas de las queridas antiguas personas que estaban en ella hace años, y quizá todavía son miembros allí. Eso no quiere decir que éstos no sean cristianos porque la iglesia como tal haya perdido su testimonio a favor de Cristo.

Cuestión 21 - Aquí está un versículo que me sorprende encontrarlo usado para probar la doctrina de la "recaída".

"Si el justo con dificultad se salva; ¿adónde aparecerá el infiel y el pecador?" (1 Pedro 4:18).

¿Qué tiene que ver esto con el asunto? ¿Qué está diciendo Pedro? "Es tiempo de que el juicio comience de la casa de Dios: y si primero comienza por nosotros, ¿qué será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?" (1 Pedro 4: 17). Supongo que los hijos de Dios tienen faltas. Yo sé que ellos deben ser juzgados por sus faltas por el Padre para corrección, y Dios tratará muy solemnemente y muy seriamente con ellos por sus fallas. No habría necesidad de juicio si todos ellos fueran cristianos perfectos, pero si Dios trata con su propio pueblo en esta forma, y si el justo es salvado atravesando dificultades, "¿Adónde aparecerá el infiel y el pecador?" Eso nada tiene que ver con la cuestión de si el cristiano está o no salvado por la eternidad.

Cuestión 22 - Juan 15: 1-6 es el siguiente pasaje cuestionado.

"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, le quitará: y todo aquel que lleva fruto, le limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros sois limpios por la palabra que os he hablado. Estad en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no estuviere en la vid; así ni vosotros, si no estuviereis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que está en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer. El que en mí no estuviere, será echado fuera como mal pámpano, y se secará; y los cogen, y los echan en el fuego, y arden."

Este capítulo no está discutiendo el tema de la vida eterna sino el de llevar fruto. Hay cristianos que llevan muy poco fruto para Dios, pero todos llevan algún fruto para Él. Hay mucha gente en la Vid (y la Vid habla de profesión aquí en la tierra) que no lleva fruto para Él y eventualmente serán totalmente cortados cuando Jesús vuelva. Entonces no habrá lugar con Él porque no hay unión con Él.

No hay ramas naturales en la Vid viviente. Nosotros somos injertados por la fe. Yo no sé mucho sobre injertos, pero sé que una cosa es hacer un injerto, otra que un injerto germine. Una cosa es que una persona esté vinculada exteriormente con Él y otra bastante distinta que esa persona tenga vida en Cristo. ¿Cuál es la evidencia que demuestra si él esta realmente en la vid? La evidencia es si él lleva fruto. Todos los que tienen la vida llevan algún fruto para Dios. Si no hay fruto, usted puede estar seguro de que no hay vida, no hay unión real con Cristo.

Cuestión 23 - ¿Tendrá un cristiano que fallece con pecados no confesados una oportunidad de enmendar las cosas después de morir? ¿Es el tribunal de Cristo el tiempo cuando todos los malentendidos y discordias entre cristianos serán enmendados?

Es dudoso que algún cristiano alguna vez muriera sin tener ningún pecado de su historial sin confesar. Mientras que el pecado podría ser confesado en una forma general, sin embargo, ¿quién de nosotros alguna vez ha confesado definidamente todos sus pecados? Pero la preciosa sangre de Cristo responde por cada pecado que un creyente alguna vez haya cometido. En el tribunal de Cristo, el Señor revisará la vida entera desde la regeneración, dando su entendimiento sobre toda cosa, y el creyente verá entonces por primera vez cada detalle en la luz de la infinita santidad de Dios. Todo será considerado, de modo que las fallas de los creyentes nunca serán mencionadas de nuevo por toda la eternidad.

Cuestión 24 ¿Hay alguna diferencia entre el libro de la vida y el libro de la vida del Cordero?

Sí, el libro de la vida es el libro de los vivientes. Es también el registro de las profesiones. Los nombres pueden ser borrados de este libro. El libro de la vida del Cordero es el registro de los propósitos eternos de Dios. Los nombres allí inscriptos están escritos desde la fundación del mundo. En otras palabras, un libro tiene que ver con la responsabilidad, el otro con la pura gracia.

Ningún cristiano tendrá borrado alguna vez su nombre del libro de la vida del Cordero, porque todos los tales tienen la vida eterna – la cual no se pierde y perdura para siempre.

FIN